Estambul. La flotilla Global Sumud, cuyo nombre significa 'resiliencia' en árabe, partió en septiembre desde Barcelona con la intención de proporcionar ayuda humanitaria a Gaza, una zona palestina que, según la ONU, atraviesa una crisis de hambruna. Sin embargo, fue interceptada por Israel, que mantiene un bloqueo marítimo en esa región debido al conflicto con Hamás, desatado tras el ataque del grupo islamista palestino a Israel el 7 de octubre de 2023.
Como resultado, Israel detuvo a más de 400 personas y deportó a los primeros detenidos el pasado viernes. Entre los deportados, 137 activistas de 13 países arribaron el sábado a Estambul. El politólogo italiano Paolo Romano relató que durante la operación fueron abordados por barcos militares, obligados a arrodillarse, golpeados por moverse y sometidos a insultos y amenazas con armas durante su detención. "Nos trataron como animales", declaró a AFP desde el aeropuerto de Estambul.
La flotilla, conformada por unos 45 barcos con políticos y activistas como la activista climática sueca Greta Thunberg, fue interceptada cuando transitaba hacia Gaza. Iylia Balais, activista malaya de 28 años, describió la experiencia como "la peor de mi vida". Según ella, durante la detención, algunos activistas fueron esposados, obligados a acostarse boca abajo, y se les negó agua y medicamentos.
Israel confirmó en redes sociales la deportación, calificando a los activistas como "provocadores". En Estambul, sus familias los recibieron con banderas turcas y palestinas, coreando consignas como "¡Israel asesino!". El gobierno turco afirmó que la interceptación constituyó un "acto de terrorismo" y ha abierto una investigación, mientras que el ministro de Exteriores, Hakan Fidan, elogió a los activistas por "dar voz a la conciencia humana".
La iniciativa contó con la participación de activistas de múltiples países, incluidos Argentina, Brasil, Colombia, México y España, en un esfuerzo internacional por apoyar a Gaza y denunciar la situación en la región.