En Ecuador, uno de cada cinco mujeres de 20 a 24 años estuvo casada o en unión antes de cumplir los 18, y el 4% lo hizo antes de los 15, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2018). Aunque desde 2015 la ley prohíbe el matrimonio entre menores, esta práctica continúa en formas informales, reproduciendo patrones de desigualdad, control y violencia.
La nueva edición del informe 'El Estado Mundial de las Niñas 2025: Déjame ser una niña, no una esposa', elaborado por Plan International, revela que en varias comunidades ecuatorianas estas uniones tempranas aún son social y culturalmente aceptadas. El documento advierte que, aunque legalmente prohibidas, las uniones informales siguen siendo habituales.
Salomé Parreño, asesora nacional de género de Plan International Ecuador, explicó a Infobae que estas uniones son una expresión extrema de pobreza y desigualdad estructural, donde las niñas son vistas como adultas y casarse es considerado su destino inevitable por razones económicas.
El estudio indica que casi el 25% de las madres menores de 18 años en Ecuador viven en uniones tempranas o están casadas, alcanzando un 36.7% en provincias como Manabí. La relación entre pobreza y matrimonio infantil es clara: familias vulnerables ven en estas uniones una forma de asegurar el futuro de sus hijas o aliviar cargas económicas. En muchas ocasiones, estas relaciones con adolescentes de 14 a 16 años y hombres con al menos cinco años más carecen de consentimiento real, señaló Parreño.
El fenómeno trasciende fronteras y se repite en 15 países estudiados, incluidos Bangladesh, Mozambique, Nepal y República Dominicana. La investigación muestra que siete de cada diez niñas están casadas o en unión, y el 75% son madres. Además, más de un tercio dejó la escuela tras casarse, enfrentando vulnerabilidad, violencia y dependencia económica.
En Ecuador, la pobreza y la escasa educación sexual agravan este escenario, donde las relaciones desiguales, como las de una niña de 15 años con un hombre de 25, siguen siendo vistas como historias de amor, pero en realidad reflejan desigualdades de poder.
El informe subraya que, pese a los avances legales, las normas culturales que perpetúan la violencia de género persisten. En dos tercios de los países analizados, la edad mínima puede eludirse mediante excepciones o matrimonios informales. En Ecuador, aunque ahora estas uniones no se registran oficialmente, muchas adolescentes siguen conviviendo especialmente en casos de embarazo no planificado.
El reto está en cerrar la brecha entre la ley y la realidad comunitaria. Comunidades donde líderes religiosos o locales validan ceremonias informales, consideran estas uniones como formas de preservar el honor o reparar embarazos fuera del matrimonio, lo que genera un subregistro y oculta la magnitud del problema.
Datos del censo muestran que aproximadamente 6,000 niños y adolescentes en Ecuador se autoidentifican como casados, divorciados o viudos, reflejando la aceptación social del rol conyugal infantil.
Plan International impulsa en Ecuador la metodología 'Zona Libre de Embarazo Adolescente', que entre 2014 y 2018 logró reducir en un 73% los embarazos en niñas menores de 15 años y en un 57% en adolescentes de 15 a 17. El programa combina liderazgo juvenil, educación sexual integral y cambios en normas sociales discriminatorias. Parreño destaca que sensibilizar y capacitar a jóvenes es clave en la lucha contra esta violencia estructural basada en género.
A nivel global, cada año 12 millones de niñas son casadas antes de los 18 años, unas 480,000 menores de 15. Aunque en la última década las tasas han bajado del 22% al 19%, los avances son frágiles y desigualitarios, especialmente en contextos de crisis o pobreza extrema.