El Estado de México atraviesa una crisis en su producción de carne de res, que no es autosuficiente y depende principalmente de la importación de novillos desde Centroamérica, especialmente Nicaragua. Esta situación ha causado incrementos constantes en el precio, que se prevé podría superar los 240 pesos por kilo a finales de año.
Javier Reyes Escamilla, presidente de la Unión Ganadera Centro-Norte, criticó la falta de apoyo por parte de las autoridades federales y estatales, específicamente de las Secretarías de Agricultura y del Campo. Explicó que los animales centroamericanos no pueden ingresar por la inexistencia de unidades de producción certificadas y que, pese a proponer la apertura de un centro en Temoaya, aún no reciben respuesta tras tres semanas.
‘La Secretaría del Campo estatal no tiene conocimiento sobre este tema’, afirmó Reyes Escamilla.
Actualmente, solo cinco empresas cuentan con permisos para distribuir carne en la región, lo que ha provocado un monopolio que controla precios y desplazamiento de pequeños productores. La certificadora más cercana se halla en Zacatecas, dificultando el traslado para la mayoría de los ganaderos mexiquenses.
‘Estas pocas empresas acabarán con las demás, ya que fijan los precios de compra y venta, y sus principales centros de producción están en Brasil’, advirtió Reyes Escamilla.
En lo que va del año, el precio del kilo de costilla de res ha subido de 180 a 200 pesos, y en canal se vende en 110 pesos. La falta de apoyos oficiales y la dependencia de importaciones mantienen la presión en el mercado, anticipando futuros incrementos en los precios próximos meses.
