Las semillas, hilos y estambres son la materia prima principal de la joyería artesanal creada por Josefina Ramón Ayala, quien tarda al menos dos semanas en completar cada pieza. Los collares, decorados con maíces, lentejas, frijoles, chícharos e incluso granos de café, tienen un valor de entre 100 y 200 pesos y representan una fuente de ingreso para la propietaria de la marca local ‘Tlaly’.
"Yo hago joyería con ocoxal y diversas semillas que recolecto de diferentes lugares, además utilizo madera y técnicas de tejido en punto de cruz u otras para complementar los diseños. Cada pieza es única y no se encuentra en otros lados", comenta en entrevista con El Sol de Toluca.
El proceso de preparación de las semillas es laborioso y cuidadoso, tomando hasta una semana y media. Esquema preparado con métodos naturales, en el que las semillas son cocidas, deshidratadas al sol para eliminar plagas y sometidas a un tratamiento con desinfectantes naturales.
"El proceso consiste en hervir las semillas y tratarles con un desinfectante natural, luego secarlas al sol. Dependiendo del clima, el secado puede tardar dos días o más; en días nublados, hay que cuidar mucho que no se echen a perder", explica Josefina, originaria del municipio de Lerma.
La creación de un collar completo puede llevar cerca de dos semanas, mientras que las pulseras requieren menos tiempo, y los aretes se producen en menor tiempo aún, principalmente por la dificultad de perforar granos de café, conchas de coco u otros materiales reciclados.
"Los aretes son variados; algunos llevan caracoles que encontramos en el campo, otros usan la cáscara del pistache. Para mí, lo que otros consideran basura, es materia prima para mis artesanías", concluye la artesana.