Los ataques rusos en Ucrania durante el martes provocaron la pérdida de al menos 25 vidas civiles, incluyendo a una mujer embarazada de 23 años, y dejaron más de una decena de presos heridos. Las autoridades informaron que aproximadamente cincuenta personas resultaron heridas en los bombardeos, que ocurrieron un día después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio a su homólogo ruso Vladimir Putin un plazo de 10 a 12 días —en lugar de 50— para detener la invasión, bajo la amenaza de sanciones.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, condenó en redes sociales el bombardeo a un centro penitenciario en la región de Zaporiyia, en el sur del país, calificándolo como un ataque 'deliberado e intencionado'. Afirmó que los rusos sabían que estaban atacando a civiles en esa instalación.
Desde el Kremlin, el portavoz Dmitri Peskov negó que se dirigieran ataques contra objetivos civiles, asegurando que las fuerzas rusas solo atacan infraestructura militar o vinculada al ejército.
Imágenes del Ministerio de Justicia ucraniano muestran escombros y ventanas destruidas en la colonia penitenciaria de Bilenkivska, donde no hay riesgo de fuga, ya que el perímetro no fue afectado.
El jefe de la administración regional, Iván Fiódorov, reportó que Rusia realizó ocho ataques aéreos en Zaporiyia, impactando en la prisión en la que murieron 16 personas y 43 resultaron heridas. Este ataque ocurrió exactamente tres años después de un bombardeo similar en Olenivka, en la región de Donetsk, que causó múltiples muertes y en el que Kiev y Moscú se culparon mutuamente.
El jefe de la administración presidencial de Ucrania, Andrii Yermak, afirmó en X que el régimen de Putin debe enfrentarse a sanciones económicas y militares que limitan su capacidad de hacer la guerra. Un alto funcionario ucraniano explicó que en la prisión había 274 detenidos, todos ucranianos, y que durante el ataque estaban presentes 30 empleados; no había prisioneros rusos.
Dmitro Lubinets, mediador ucraniano para los derechos humanos, condenó el incidente y calificó el ataque como una violación grave del derecho humanitario internacional, advirtiendo que los detenidos no pierden sus derechos a la vida y protección.
La fuerza aérea ucraniana informó que Rusia lanzó dos misiles y 37 drones en la madrugada, de los cuales 32 fueron derribados. En Járkov, en el noreste, hubo seis muertos; en Dniprópetrovsk, en el centro, otros tres, entre ellos una mujer embarazada, y un hospital fue dañado.
En Rusia, una persona falleció en la región de Rostov debido a un ataque con drones ucranianos, según informó el gobernador Yuri Sliusar.
Pese a la violencia, el Kremlin reafirmó su compromiso con un proceso de paz, aunque señaló haber tomado nota del ultimátum de Trump. Peskov expresó que Rusia continuará defendiendo sus intereses, exigiendo que Kiev ceda cuatro regiones adicionales a Crimea, anexada en 2014, y que renuncie a su posible ingreso en la OTAN.
Las últimas negociaciones entre Rusia y Ucrania en Estambul, la semana pasada, duraron menos de una hora y solo lograron acuerdos para intercambiar prisioneros y cuerpos de soldados fallecidos. Aunque el Kremlin lamentó una ralentización en la normalización de relaciones con Estados Unidos, mostró interés en mejorar la dinámica del proceso.