Ayatolá en Irán: El poder religioso que domina la nación y su historia

Por: Equipo de Redacción | 22/06/2025 04:30

Ayatolá en Irán: El poder religioso que domina la nación y su historia

A principios del siglo XVI, el Estado Islámico en Irán reconoció a Shah Ismail I como su primer gobernante de la dinastía Safávida y estableció el chiísmo como religión oficial. Durante siglos, la monarquía fue la forma predominante de gobierno en la región. Sin embargo, en 1978, los clérigos chiítas lograron derrocar a la última dinastía Pahlaví y establecer al ayatolá como la figura suprema del país.

El enfrentamiento entre la monarquía islámica y los clérigos chiítas empezó cuando el ayatolá Ruhollah Jomeini manifestó el descontento popular contra la occidentalización impuesta por Reza Pahlaví, el último monarca de la dinastía Pahlaví. Este proceso, conocido como la Revolución Blanca, incluyó cambios como la emancipación femenina, la prohibición del velo islámico y la obligatoriedad de afeitarse la barba para los hombres.

Jomeini criticó la modernización que contradecía los principios del chiísmo y fue expulsado del país por Pahlaví para demostrar su poder absoluto. Durante 14 años en exilio, fue calumniado mediante artículos que acusaban, sin evidencia, que recibía apoyo de los británicos y que tenía tendencias homosexuales.

A pesar de las difamaciones, Jomeini regresó a Irán, donde fue recibido por millones de seguidores que lo consideraban un mesías. Aprovechando esta popularidad, estableció un gobierno propio con el apoyo de Mehdí Baargán, un aliado profundamente religioso, con la intención de restaurar los valores tradicionales del chiísmo.

Con su liderazgo, Jomeini cimentó su poder en la creación de los Tribunales Revolucionarios Islámicos, que emitieron sentencias de muerte desde el inicio de la República Islámica, y en la formación de la Guardia Revolucionaria, encargada de hacer cumplir los mandatos del ayatolá.

La Constitución de Irán, aprobada por una asamblea de clérigos chiítas, mantiene el título de ayatolá como la máxima autoridad, atribuyéndole la posición de Líder Supremo. La estructura del chiísmo en Irán es jerárquica, aunque no existe un sistema formal de exámenes para definir la cantidad exacta de representantes, sí hay mayor homogeneidad en los cargos.

Desde que Jomeini asumió el poder absoluto, la élite religiosa se convirtió en un pilar clave de la Constitución, dando a los ayatolás funciones jurídicas y espirituales. Como líderes, dirigen seminarios, fundaciones benéficas y medios de comunicación, y la tutela de los juristas otorga al Líder Supremo la última palabra en asuntos de política exterior, defensa y justicia.