Bonifacia, después de más de tres años en prisión, regresa a su comunidad respaldada por la Amnistía

Por: Equipo de Redacción | 11/08/2025 18:30

Bonifacia, después de más de tres años en prisión, regresa a su comunidad respaldada por la Amnistía

A las 16:42 horas del lunes 11 de agosto de 2025, Bonifacia salió del Centro Penitenciario de Santiaguito, en Almoloya de Juárez, vistiendo un poncho gris oscuro con detalles tejidos en blanco y una blusa blanca. Con 75 años, tras cumplir más de tres años y siete meses en prisión, recibió el beneficio de la Amnistía por estar acusada del homicidio de su esposo.

‘Todos los días le pido perdón a Dios y a la Virgen por mis pecados, pero aguanté 15 años de golpes y maltrato’, expresó mientras ajustaba su poncho. Originaria de la comunidad de Los Hoyos, en Villa de Allende, recordó que toda su vida ha trabajado en el campo y que esa será su ocupación principal en casa.

‘Yo soy agricultora, y eso es lo que voy a hacer: dedicarme a la tierra. Además, ayudo a los vecinos a sembrar, cuidar y cosechar. Mi plan es cultivar maíz, frijol, trigo y avena’. Durante su tiempo en prisión, Bonifacia aprendió a leer, reconocer algunas letras y a bordar en punto de cruz.

Agradeció a Dios por permitirle reunirse con su familia, especialmente con su hija y nietos. ‘Los extrañé mucho y me enfermé por no estar con ellos. Estaba perdiendo el sentido por estar encerrada’. También recordó las secuelas físicas que aún sufría por las patadas que recibió de su expareja, y expresó su esperanza de no volver a enfermar.

Para la comisionada de Derechos Humanos del Estado de México, Myrna García Morón, la liberación de Bonifacia refleja un trabajo institucional positivo, pero también revela una problemática que requiere atención urgente. ‘Es una oportunidad para revisar cómo se tramitan los casos de mujeres indígenas y garantizar justicia sin sesgos’, comentó.

García Morón explicó que la violencia contra Bonifacia fue reportada por familiares y vecinos, y que su agresor fue llevado a un juzgado cívico, pero no se tomaron medidas de protección ni se dio seguimiento a su caso. La violencia en las comunidades está, en ocasiones, normalizada, y los procesos judiciales no siempre consideran las particularidades culturales y sociales.

La especialista enfatizó que mientras no se fortalezcan las fiscalías con enfoques interculturales y la aplicación efectiva de protocolos de género, casos como el de Bonifacia seguirán repitiéndose. Además, resaltó que estas situaciones deben entenderse desde dimensiones de marginación, pobreza, analfabetismo y su condición de mujer campesina y originaria.

Con pasos lentos, pero firmes, Bonifacia dejó el penal rumbo a su comunidad. En la camioneta que la llevó de regreso, comenzó a rezar y se rompió en llanto; para ella, un momento de incertidumbre y esperanza. Extraña el olor de la tierra húmeda, el canto de las aves y el trabajo en las milpas. Su inmediato plan es volver a sembrar, cuidar a sus nietos y retomar la vida que le fue interrumpida hace más de tres años.