En algunas parcelas del Estado de México, plantas de maíz lucen verdes y saludables, pero sin las mazorcas esperadas, generando preocupación entre los agricultores, quienes temen una disminución significativa en su cosecha. Sin embargo, otros expertos consideran que aún no es un problema generalizado.
"Las plantas parecen bonitas porque están verdes, pero aún no tienen mazorca", afirmó Don Lázaro, campesino de Toluca. La misma situación se ha reportado en comunidades de San Antonio la Isla, Metepec y Zinacantepec, donde los productores observan plantas altas sin frutos aún visibles.
A esta época del año, los agricultores esperaban comenzar a ver las mazorcas o su formación en los tallos. Sin embargo, en los primeros días de agosto, solo algunas plantas muestran la espiga en proceso de desarrollo.
"Ya debería estar saliendo la espiga, pero todavía no la vemos", comentó Don Lázaro.
Vicente Álvarez Delgado, presidente del Sistema Producto Maíz en el Estado de México, explicó que las plantas están en etapa de maduración y que no debe considerarse un problema grave o generalizado aún. "No podemos afirmar que las plantas no tengan mazorcas; todavía estamos en proceso de evaluación", puntualizó.
El especialista añadió que será hasta finales de septiembre cuando se pueda tener un panorama más claro sobre la producción total.
Los agricultores atribuyen la situación a la escasez de lluvias en la región. "En algunas áreas de Toluca, llovía, pero en otras no cayó ni una gota", dijo Don Lázaro. Además, Vicente Álvarez Delgado señaló que la falta de fertilizantes adecuados puede haber influido en la resistencia de las plantas ante los cambios climáticos y en su desarrollo adecuado.
Este fenómeno no es nuevo. Hace cinco años, en la misma región, se detectó una situación similar, atribuida también a la escasez de lluvias y deficiencias de nutrientes.
Don Lázaro invierte aproximadamente 30 mil pesos en la siembra de tres hectáreas, con una cosecha habitual de unas 15 toneladas de maíz. Este año, estima que solo podrá recolectar alrededor de cinco toneladas, lo que representa una pérdida significativa.
A pesar de la incertidumbre, el campesino mantiene una actitud de esperanza y expresión de fe: "Ya veremos qué dice Dios".