Ubicada en la esquina de las calles Juárez e Independencia en Toluca, la Casa de las Diligencias preserva gran parte de su estructura original. La fachada y la puerta permanecen prácticamente intactas, y recientemente se donó la llave original por parte de la familia Estrada, antiguos habitantes del inmueble.
Gastón Pedraza Muñoz, director del Centro Universitario Casa de las Diligencias, señaló que la llave será colocada en la entrada para que los visitantes la puedan admirar.
En sus orígenes, hacia 1700, el edificio fue casa habitación y también sirvió como sede de diversos negocios, entre ellos la famosa tienda de regalos ‘Las 3 R’. Más adelante, operó como terminal de diligencias bajo la empresa Diligencias Generales de la Nación, conectando Toluca con distintas regiones del país.
A principios del siglo XIX, se construyó la infraestructura superior para convertirla en un hotel que hospedaba a viajeros cansados tras largos viajes en diligencia. Con la llegada del ferrocarril, esa función cambió y se convirtió en el Hotel León.
El inmueble también sirvió como bodega de bebidas refrescantes, cerveza y abarrotes, y en diferentes épocas fue residencia de vecindad. Finalmente, pasó a ser propiedad del Gobierno del Estado y, en 2013, tras un periodo en comodato, fue adquirida de forma definitiva por la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex).
Actualmente, la Casa de las Diligencias alberga talleres, teatro, cine club, exposiciones y diversas actividades académicas y culturales. Pedraza Muñoz resaltó que, pese a la percepción de ausencia de actividad, la agenda cultural del lugar es constante, incluso los fines de semana.
Por su parte, Ligia Campos, responsable de actividades artísticas, afirmó que el inmueble es una ‘caja de sorpresas’, ya que en su interior se encuentran caballerizas, consultorios médicos e historias de leyendas sobre monedas de oro enterradas que nunca fueron halladas.
Los responsables del centro expresaron su intención de organizar, en el futuro, visitas guiadas para que más personas puedan conocer la riqueza histórica de la Casa de las Diligencias.
“Cada rincón tiene su historia, muchos pasan por aquí sin detenerse, pero vale la pena recorrerlo”, concluyó Campos.