En más de 20 años, el Cerro de la Teresona no ha registrado expansión en su cobertura forestal; por el contrario, ha perdido aproximadamente 0.3 % de su vegetación anual, alertó Iris Vilchis, maestra en Ciencias y miembro del Laboratorio Nacional de Observación de la Tierra (LANOT) de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex).
El LANOT ha utilizado geotecnología para recopilar información satelital desde 2000 hasta 2023, evidenciando un deterioro constante en esta Área Natural Protegida, que abarca 1,265.87 hectáreas. Además de recolectar datos, el laboratorio busca proporcionar información útil para que las autoridades diseñen políticas de conservación, identificando causas principales de la pérdida forestal como el cambio de uso de suelo, incendios, plagas y expansión urbana, explicó Vilchis.
Desde diferentes puntos de Toluca, es visible la degradación del cerro, y los habitantes de la zona también son testigos de su deterioro. Daniel, vecino local, comentó: “Es un punto importante de Toluca y, al estar en una zona alta, se nota claramente donde ya no hay árboles”.
Un recorrido realizado por El Sol de Toluca por los senderos del cerro confirmó estas observaciones. La investigadora Xanat Antonio Némiga, de la Facultad de Geografía de la UAEMex, señaló que las plagas dificultan la recuperación forestal, algunas relacionadas con el cambio climático, especialmente con las sequías prolongadas y lluvias tardías de 2024. “Las temperaturas subieron y las lluvias se retrasaron, lo que debilitó a los árboles, que enferman y no pueden defenderse”, explicó. Incluso si se llevan a cabo campañas de reforestación, las condiciones actuales complican el crecimiento de nuevas plantas.
En 2024, la Protectora de Bosques del Estado de México (Probosque) consideró declarar una emergencia fitosanitaria debido al incremento de enfermedades forestales, especialmente en especies como pinos, cedros blancos, oyameles, fresnos y árboles de ribera.
Los habitantes también destacan que la expansión de viviendas irregulares impide la regeneración del bosque. Aunque algunas construcciones se han levantado sobre peñascos donde no crecían árboles, muchas otras invaden zonas boscosas. “Antes había más árboles y sombra... ahora el calor es fuerte y ya no hay nada que nos cubra”, expresó Elodia, de 81 años y residente del lugar durante más de seis décadas.
De marzo a abril, los vecinos reportan hasta tres incendios semanales en el cerro, lo que preocupa no solo por el daño al ecosistema, sino también por las afectaciones a la salud por la inhalación de humo. “Vemos el humo blanco y el cielo gris… y todos respiramos eso”, comentó una residente.
La deforestación también genera conflictos legales por la posesión irregular de terrenos convertidos en viviendas en zonas de riesgo, además de riesgos sanitarios por plagas y problemas respiratorios relacionados con los incendios.
Los habitantes coinciden en la necesidad de que la colaboración entre la ciudadanía, investigadores, autoridades y organizaciones sea fundamental para detener el deterioro del Cerro de la Teresona y proteger su ecosistema restante.