El zoológico de Bristol, el quinto más antiguo del mundo, cerró en 2022 tras 186 años de operación ininterrumpida. Desde su apertura en 1836, destacó por recibir aproximadamente 90 millones de visitantes y contribuir significativamente a la conservación animal, ayudando a salvar de la extinción a 175 especies mediante campañas y proyectos de protección. Sin embargo, problemas financieros y la disminución en la afluencia llevaron a la decisión de clausurar el recinto y trasladar a los animales al Wild Place Project en South Gloucestershire.
Tres años después, la situación genera controversia tras descubrirse que los ocho gorilas que habitaban el zoo no habían sido trasladados, como prometieron, sino que permanecen en su antiguo hogar. Recientes incursiones de intrusos en el sitio mostraron a los primates mirando a través de las ventanas de su hábitat, y uno de los invasores afirmó a The Telegraph que el recinto todavía podía abrirse. La persona, que solicitó permanecer en el anonimato, aseguró que estos animales nunca deberían estar allí.
La administración del zoológico ha informado que implementó nuevas medidas de seguridad para evitar estas interferencias, y que los gorilas serán trasladados próximamente a un nuevo entorno diseñado en un bosque africano, que será cuatro veces mayor que su espacio actual. Mientras tanto, las condiciones de los primates se mantienen adecuadas, con áreas exteriores amplias y espacios interiores con temperatura controlada.
No obstante, la situación ha sido criticada por organizaciones como Born Free, que afirmó que las condiciones del zoológico no satisfacen las necesidades de animales tan inteligentes y sensibles como los gorilas. La difusión de videos virales en 2024 mostrando a los animales en actitud solitaria reforzaron estas críticas.
Brian Zimmerman, director de conservación y ciencia de la Sociedad Zoológica de Bristol, negó las acusaciones, explicando que los intrusos, desde julio de 2024, han provocado desinformación y vídeos que dañan la reputación del zoológico. Zimmerman aseguró que el cuidado y bienestar de los animales es su prioridad absoluta y que las medidas de seguridad garantizan que los intrusos no puedan acercarse a los primates. Sin embargo, reconoció que estos incidentes generan angustia en la manada y que cualquier intrusión pone en riesgo a los animales, quienes en realidad no están en condiciones ideales de bienestar en ese sitio abandonado.