Más allá de consultar el pronóstico del clima para decidir qué vestir o si cargar un impermeable, el reporte meteorológico se ha convertido en una herramienta esencial para diversos sectores, incluyendo transporte, agricultura, turismo, prevención de desastres, salud pública y operaciones militares.
El pronóstico meteorológico es especialmente importante en un contexto de cambio climático, que ha incrementado la urgencia de mantenerse informados para adoptar políticas públicas que reduzcan los riesgos de fenómenos extremos como inundaciones, sequías, olas de frío y otros eventos relacionados.
Este jueves en la Ciudad de México, se prevé una temperatura máxima de 25 grados, con un 4% de probabilidad de lluvias, nubosidad del 27% y ráfagas de viento de 28 km/h. Para la noche, la temperatura descenderá a 11 grados, con una probabilidad de precipitación del 12%, nubosidad del 32% y ráfagas de viento de 33 km/h. Los niveles de radiación UV se pronostican hasta 8.
La geografía diversa de la capital, que varía desde zonas templadas hasta áreas con clima frío y tundra alpina en el sur, genera un clima heterogéneo. En general, la Ciudad de México presenta temperaturas entre 22 y 27 grados. Los meses de junio, agosto y septiembre registran mayor precipitación, mientras que en invierno las temperaturas en zonas montañosas como el Ajusco pueden descender a cero grados, en contraste con alcaldías como Iztacalco, Iztapalapa, Venustiano Carranza y Gustavo A. Madero, que mantienen condiciones más secas y templadas.
Históricamente, la última nevada en la ciudad ocurrió en 1967. La temperatura más alta se registró en mayo de 1998, con 33.9 grados, y la mínima en diciembre de 1972, con -10 grados.
El impacto del cambio climático ha llevado a que la Ciudad de México sufra frecuentes contingencias ambientales. La Secretaría del Medio Ambiente (Sedema), en colaboración con la GIZ México y la Iniciativa Climática de México, trabaja en acciones para promover movilidad sustentable, energía solar, gestión cero residuos, conservación del agua y protección de ríos, reforestación y mejora de la calidad del aire.
La falta de preparación ante fenómenos hidrometeorológicos implica costos superiores a 25 millones de pesos diarios para las empresas mexicanas, con un promedio anual de 7,591 millones entre 2012 y 2024, debido a tormentas, lluvias intensas e inundaciones. Se estima que la temporada de huracanes, que se extiende hasta noviembre, incrementa aún más estos riesgos.
Para 2025, se pronostica una alta actividad ciclónica, con entre 8 y 9 tormentas tropicales, 4 o 5 huracanes de categoría 1 o 2, y hasta 6 huracanes intensos de categoría 3 o superior.
Expertos en seguros recomiendan fortalecer los pilares de protección: adquirir coberturas adecuadas, establecer protocolos internos sólidos y mantener alianzas estratégicas. El especialista Eduardo Gutiérrez subraya que una póliza integral debe cubrir huracanes, tormentas, granizo, deslaves, inundaciones, interrupción de actividades, daños en tránsito, gastos de reubicación, remoción de escombros y procesos priorizados para siniestros.
Asimismo, es crucial revisar y actualizar periódicamente los valores asegurados y la localización de los activos. Contar con un Plan de Respuesta ante Tormentas (ERP), que incluya planeación anual, preparación, respuesta en tiempo real, recuperación y revisión constante, es esencial para reducir el impacto.
Finalmente, los protocolos internos, como canales de comunicación seguros, responsables en cada área y mecanismos para documentar daños, son clave para gestionar riesgos de manera eficiente y garantizar la continuidad operacional en medio de eventos climáticos extremos.