Comunidades mazahuas, otomíes y tlahuicas bloquearon los carriles centrales y laterales de Paseo Tollocan, a la altura del monumento a Emiliano Zapata, para exigir la intervención del gobierno del Estado de México ante la tala ilegal, las invasiones y el cambio de uso de suelo que, aseguraron, ponen en riesgo sus territorios y la conservación de los bosques de agua.
La protesta inició poco después de las 10:00 horas y reunió a habitantes de Naucalpan, Huixquilucan, Donato Guerra y Ocuilan. Los manifestantes denunciaron que mientras las comunidades rurales realizan tareas de reforestación y protección de montes, las autoridades permanecen indiferentes ante la pérdida de áreas forestales y la expansión de desarrollos inmobiliarios.
Destacaron que la urbanización acelerada y las expropiaciones sin indemnización han mermado su capacidad para cuidar los bosques, de los cuales depende gran parte del suministro hídrico para el Valle de México.
Asimismo, señalaron que la tala ilegal y las invasiones continúan a pesar de las denuncias formales presentadas ante las dependencias ambientales y agrarias.
Alberto Martínez, representante de San Francisco Mihualtepec, municipio de Donato Guerra, explicó que la comunidad mantiene una lucha por el reconocimiento de tierras expropiadas desde hace décadas. "En San Francisco Mihualtepec se expropiaron 93 hectáreas en 1954 y todavía no hemos recibido pago. Nosotros cuidamos el monte para garantizar el agua, pero el apoyo es mínimo. Probosque solo otorga 3,500 pesos por hectárea y ni todas las áreas están consideradas", comentó.
Agregó que los trabajos de reforestación y conservación son realizados por las propias comunidades, sin recursos suficientes, y acusó que la falta de atención los ha obligado a manifestarse. "No puede ser posible que hagan caso omiso a nuestras peticiones. Ellos mismos nos empujan a esto. Si las autoridades cumplieran con su trabajo, no estaríamos aquí", afirmó.
Los manifestantes señalaron que en Naucalpan y Huixquilucan se ha intensificado la invasión de terrenos comunales y el cambio de uso de suelo hacia zonas urbanas, lo que ha reducido la cobertura vegetal y afectado los manantiales que abastecen al poniente del Valle de México.
En Donato Guerra, los conflictos agrarios y la tala han fragmentado las zonas de recarga hídrica que forman parte del Sistema Cutzamala.
En tanto, en Ocuilan, comunidad tlahuica, denuncian la continua extracción clandestina de madera en los bosques de San Juan Atzingo, donde comuneros estiman la caída diaria de más de 200 árboles.
Los habitantes enfatizaron que las denuncias por tala han sido ignoradas y que los recorridos de vigilancia se llevan a cabo con recursos propios y en peligro para su seguridad.
Los pueblos indígenas aclararon que su protesta no busca confrontar a la ciudadanía, sino visibilizar el abandono institucional. Lamentaron que, pese a múltiples gestiones, ninguna autoridad se haya acercado durante las primeras horas del bloqueo.
"Cuando los políticos están en campaña prometen cosas, pero al llegar al poder no cumplen. Su obligación es venir a revisar nuestras causas, pero nadie se acerca", expresó Martínez.
El cierre de Paseo Tollocan ocasionó afectaciones viales hacia el centro de Toluca y zonas industriales, aunque la manifestación se mantuvo pacífica. Los indígenas eligieron el monumento a Emiliano Zapata como símbolo de su lucha por la tierra, considerándolo un acto en defensa de la comunidad y la tierra.
Recordaron que el bosque de agua abastece a más de 23 millones de personas y funciona como pulmón natural de la megalópolis. Sin embargo, su deterioro sigue en aumento por la tala, incendios y expansión urbana.
Destacaron que la defensa del bosque no debe ser solo un asunto local, sino una causa común para toda la población dependiente del agua que generan esas áreas.
"La gente de la ciudad abre la llave y tiene agua, pero no sabe que la captamos en el monte", reiteró el representante de Donato Guerra.
Finalmente, advirtieron que mantendrán su resistencia y su exigencia de diálogo con las autoridades estatales y federales hasta lograr compromisos reales para frenar la tala, detener las invasiones y proteger los bosques que sostienen la vida en el Valle de México y Toluca.