La relación entre el príncipe Andrés y su exesposa, Sarah Ferguson, atraviesa uno de sus momentos más complicados tras la renuncia del duque de York a sus títulos y el escándalo que lo rodea. Los problemas económicos y las investigaciones policiales relacionadas con Jeffrey Epstein han generado una profunda fragilidad en el vínculo entre Ferguson y el exduque, poniendo en riesgo también su residencia en Royal Lodge.
Según informantes del Daily Mail, la exduquesa de York se estaría planteando hacer pública su desvinculación de Andrés para protegerse de la creciente presión y mitigar los daños a su reputación, especialmente ante las acusaciones relacionadas con Epstein, a quien Ferguson mantuvo amistad y con quien, según correos filtrados, tuvo vínculos financieros durante al menos 15 años.
La situación económica de la pareja se ha deteriorado tras la decisión del rey Carlos III de retirarles el apoyo financiero, además de quitarles sus títulos y honores. Andrés, que ya no puede utilizar el título de duque de York ni formar parte de la Orden de la Jarretera, enfrentaría además un posible desalojo del Royal Lodge, una medida impulsada por el príncipe Guillermo. Aunque existe la opción de residir en Abu Dabi, ofrecida por la familia real de los Emiratos Árabes Unidos, la opción no resulta atractiva para él.
Por su parte, Ferguson enfrenta la polémica por su amistad con Epstein, la cual contradice su imagen pública y ha afectado su carrera como autora de libros infantiles. La relación con Epstein y los supuestos préstamos y favores realizados en secreto, además de las presiones para mantener la discreción, complican aún más su situación. La exposición de estos vínculos podría afectar también oportunidades comerciales futuras.
En medio del escándalo, las hijas de la pareja, las princesas Beatriz y Eugenia, han construido carreras sólidas y cuentan con el respaldo de sus esposos, quienes podrían ayudar a solventar parte de las dificultades financieras. Beatriz, con su empresa BY-EQ, ha incrementado sus ganancias a casi 500,000 libras en su segundo año, mientras que su esposo, Edoardo Mapelli Mozzi, tiene negocios inmobiliarios valorados en 1.7 millones de libras. Eugenia reside entre Londres y Portugal, con su esposo Jack Brooksbank gestionando una firma de bebidas con saldo positivo y participando en el marketing de un club de golf.
Las revelaciones sobre la relación de Ferguson con Epstein, especialmente los correos filtrados que muestran financiamiento y solicitudes de préstamos, han agravado la crisis. Epstein expresaba su frustración por las constantes peticiones de dinero y, en privado, Ferguson seguía solicitando préstamos de entre 50.000 y 100.000 dólares para cubrir deudas, mientras que Epstein le sugería buscar ayuda en otros contactos.
Además, los correos revelan la presión de Epstein sobre Ferguson para que defendiera su reputación públicamente, llegando incluso a exigirle una disculpa tras una entrevista en la que intentó distanciarse del escándalo. Ferguson, en varias respuestas, reafirmó su lealtad a Epstein, lo que ha supuesto un duro golpe para su imagen.
Por su parte, la familia real ha adoptado una postura más estricta. El rey Carlos III advirtió a Andrés que podría tomar medidas severas si no renunciaba de forma voluntaria a sus títulos, evitando incluso llevar el asunto al Parlamento. El príncipe Guillermo ha solicitado que abandonen Royal Lodge, y las princesas Beatriz y Eugenia, aunque cercanas a sus padres, han optado por mantenerse al margen del escándalo.
Expertos como el biógrafo real Andrew Lownie advierten que esta crisis apenas comienza para la familia York, con posibles nuevas revelaciones y dificultades por delante. La dependencia económica de Ferguson y Andrés de sus hijas, y la afectación de su imagen pública, los mantiene en una situación cada vez más vulnerable, centrando sus esfuerzos en mantener la discreción y la sostenibilidad de su posición familiar.