Los críticos de la economía china suelen argumentar que su inversión es excesiva y que las estadísticas oficiales exageran los resultados. Sin embargo, en los últimos meses, las cifras recientes han modificado esa percepción. La inversión en infraestructura, manufactura y construcción ha sido sorprendentemente débil, tanto que algunos analistas consideran que las cifras podrían estar infladas.
Cada mes, China publica datos sobre la inversión en activos fijos, que incluye gastos en bienes de capital y obras públicas, comparando el período actual con el mismo del año anterior. En los primeros nueve meses de 2025, estos gastos sumaron 37,2 billones de yuanes (aproximadamente 5.2 billones de dólares), lo que representa una caída del 0.5% respecto al año pasado — la primera cifra negativa en más de 30 años, fuera del contexto de la pandemia.
No fue hasta verano que la inversión empezó a desplomarse, con una contracción del 6.6% en el tercer trimestre comparado con el mismo período del año anterior. Este desplome, que algunos califican como el inicio de una 'carrera hacia el infierno' para China, ha generado alarmas internacionales sobre la salud de la economía china.
Aunque la inversión en el mercado inmobiliario ha estado en declive durante años, en el primer semestre se compensaba con incrementos en manufactura, infraestructura y servicios. Sin embargo, en el tercer trimestre, incluso estos sectores mostraron caídas, con un descenso del 3.5%, lo que sugiere una pérdida de confianza generalizada en el país.
Una posible explicación apunta a la campaña del gobierno contra la 'involución', un término que las autoridades usan para describir la competencia desleal, como guerras de precios que llevan a una sobrecapacidad productiva. Desde hace más de un año, los líderes chinos están preocupados por estas prácticas, y en una reunión del Politburó en julio insistieron en erradicar esa competencia desordenada. Xi Jinping, en octubre, resaltó la necesidad de evitar decisiones precipitadas y fomentar 'nuevas fuerzas productivas'.
No obstante, esta explicación presenta un problema. La reducción en inversión no afecta de manera uniforme a todos los sectores. Por ejemplo, a pesar de las críticas, el gasto en inversión en fabricantes de automóviles creció un 19% en el mismo período, lo que indicaría que no todos ajustan gastos en respuesta a la campaña contra la involución.
Se sugiere que los gobiernos locales podrían haber interpretado la campaña como una señal para reducir gastos en general, utilizando fondos destinados a inversiones para pagar deudas, incluso más allá de lo permitido. Zhao Wei, de Shenwan Hongyuan, estima que el déficit conjunto alcanza unos 400 mil millones de yuanes, explicando la mitad de la desaceleración.
Pero, ¿es esta la explicación completa? Expertos como Andrew Batson señalan que existen inconsistencias en los datos: las cifras oficiales revelan que la inversión aportó casi una quinta parte del crecimiento del PIB en el tercer trimestre, lo que supondría que la inversión debería haber crecido más del 2%, ajustado por inflación. Aunque hay diferencias técnicas en cómo se calculan estos números, no parecen justificar una discrepancia tan significativa.
Otra hipótesis es que las cifras mensuales podrían estar subestimando la verdadera inversión. La intención de los gobiernos locales de mostrar un compromiso activo en la lucha contra la involución puede estar motivándolos a declarar gastos menores a los reales y a manipular las estadísticas. Este fenómeno, conocido en China como 'exprimir al máximo' las cifras, genera dudas sobre la veracidad de los datos oficiales.
Lo que resulta más tranquilizador, en opinión de expertos, es que el gobierno central no parece estar reaccionando con pánico. La respuesta política ha sido moderada, con acciones como la autorización a bancos de desarrollo para invertir en proyectos y la flexibilización en la emisión de bonos por parte de los gobiernos locales.
En definitiva, las dos posibilidades son preocupantes: o bien la inversión realmente está colapsando y el gobierno central no está actuando con la urgencia necesaria, o bien los datos están siendo manipulados para esconder la verdadera situación. Ninguna opción resulta plenamente reconfortante para entender la magnitud del problema.