¿Alguna vez has pensado que una adversidad puede convertirse en la motivación más poderosa? La historia de Jonnatan Morales te dejará sin palabras.
Desde niño, Jonnatan siempre supo que su destino era correr. Representó al Estado de México y a México en competencias internacionales por más de 20 años, e incluso impuso récords en la Universidad Nacional Autónoma de México, además de competir con la Policía Estatal fuera del país. Pero en 2023, su vida cambió radicalmente.
Una bacteria lo dejó inmóvil, con el 90 por ciento de su cuerpo sin poder moverse. La depresión tocó su puerta, pero también despertó en él una fuerza interior nunca antes vista. Con apoyo de su familia y amigos, inició un largo camino de rehabilitación que lo llevó a reaprender a caminar y a correr.
Enfrentar el síndrome de Guillain-Barré, una neuropatía inmunitaria poco frecuente, fue su primer gran reto. La recuperación fue ardua; días en la sala, dolor insoportable y meses de terapia física y natación. Sin embargo, Jonnatan no se rindió. Poco a poco, con disciplina y mucho esfuerzo, logró caminar sin ayuda y volvió a entrenar.
Su mayor logro llegó en 2024, cuando celebró su cumpleaños 44 corriendo tres kilómetros en la Deportiva de Metepec. Para su cumpleaños 45, en 2025, elevó su meta: correr 18 kilómetros y prepararse para un maratón completo.
En octubre de ese mismo año, viajó a Toronto para competir en el Maratón Internacional. Con un ritmo de cinco minutos por kilómetro, cruzó la línea de meta en 3 horas y 33 minutos, después de dejarse motivar por las personas que han sido importantes en su vida. Corrió no solo por su pasión, sino por todos los obstáculos que había superado.
Su medalla en Toronto simboliza un triunfo más allá de lo deportivo: refleja su espíritu indomable y su capacidad de renacer. Para Jonnatan, esa medalla siempre tendrá un significado especial, porque representa volver a ser ese maratonista que nunca dejó de luchar.
Hoy, Jonnatan no solo celebra su regreso a las carreras, sino que también ayuda a otros a cumplir sus sueños. Como entrenador, guió a Lourdes Ponce Juárez en los Juegos Sordolímpicos de Tokio, donde ganó el maratón y los 10 mil, dejando huella en el deporte mexicano.
Su historia demuestra que, con voluntad, perseverancia y amor por lo que hacemos, no hay límite. Desde la parálisis, hasta la victoria en cada paso, Jonnatan Morales es la prueba viviente de que la vida siempre merece una segunda oportunidad.