
En México, aunque alcanzaron cargos políticos como alcaldías, diputaciones, gubernaturas e incluso la Presidencia de la República, muchas mujeres enfrentan obstáculos para ejercer realmente el poder, afirmó Patricia Galeana Herrera, historiadora, directora y fundadora del Museo de la Mujer.
“Antes, existían las Juanitas, mujeres que luego de obtener un cargo de elección popular tenían que cederlo a un hombre. Ahora, están las neojuanitas, que solo ostentan cargos, pero sin poder real”, explicó en entrevista con El Sol de México.
Este 3 de julio se conmemora el 70 aniversario del sufragio femenino a nivel federal en México, una fecha que refleja avances, pero también revela desafíos pendientes.
“Tenemos muchas mujeres en cargos públicos, pero del ejercicio del voto al ejercicio del poder aún hay un largo camino por recorrer”, subrayó Galeana Herrera.
Entre los pendientes, destacó que las funcionarias ejerzan el poder de manera efectiva, y no permanezcan en la simulación de representación. Un ejemplo citado por la experta es la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, hija del polémico Félix Salgado Macedonio.
“Este caso evidencia cómo las mujeres son usadas para alcanzar cargos, en lugar de ejercer una autoridad genuina”, criticó. En 2021, Félix Salgado fue candidato de Morena a la gubernatura de Guerrero, pero su candidatura fue revocada por el INE debido a acusaciones de violación y falta de informes de gastos.
Su candidatura fue sustituida por Evelyn Salgado, quien ganó las elecciones y actualmente ocupa el cargo.
El 3 de julio de 1955, las mexicanas votaron por primera vez en elecciones federales. La lucha por incorporar la participación política femenina comenzó a fines del siglo XIX, con activistas como Laureana Wright y Mateana Murguía, quienes difundieron el derecho al voto a través del semanario “Violetas del Anáhuac”, inspiradas en movimientos sufragistas del Reino Unido.
Hermila Galindo, Artemisa Sáenz y otras pioneras también promovieron el voto femenino en el semanario “Mujer Moderna”.
En 1937, durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, se presentó una iniciativa para reformar el artículo 34 de la Constitución, que reconocía la capacidad política de las mujeres, pero no se formalizó.
No fue hasta 1947, bajo el mandato de Miguel Alemán, que se aprobó el voto municipal para mujeres, con la justificación de que si podían administrar su hogar, también podían gestionar un municipio.
Impulsadas por la Alianza de Mujeres de México, fundada en 1952, las activistas recorrieron el país entregando firmas a favor del voto federal. La presión social fue clave para que en 1953, el Congreso aprobara la reformas constitucionales pertinentes.
Patricia Galeana Herrera explica que, en esa era, el patriarcado y la influencia de la Iglesia contribuían a negarles el derecho al voto y la participación política, considerando a las mujeres como seres relegados a tareas reproductivas y domésticas.
Pese a ello, en 1955, las mexicanas ejercieron por primera vez su derecho al voto en elecciones federales, marcando un hito en su historia.
El Museo de la Mujer, ubicado en la calle de Bolivia 17, en la Ciudad de México, fue creado para visibilizar el papel de las mujeres en la historia de México y su lucha por los derechos políticos. La Sala 7, dedicada a las sufragistas, narra las historias de quienes pelearon por su reconocimiento y participación.
Galeana Herrera insiste en que recuperar esta historia es esencial para empoderar a nuevas generaciones, que puedan entender el camino recorrido para conquistar y mantener sus derechos.
“Es fundamental que las niñas conozcan a estas mujeres y el esfuerzo que hicieron para que hoy puedan aspirar a cargos de liderazgo, como presidir un país”, afirmó.
México fue uno de los últimos países en legislar el voto femenino, influenciado en parte por la ONU, que en 1952 afirmó que ningún país podía considerarse verdaderamente democrático sin ciudadanía femenina.
Desde Hermila Galindo hasta María Lavalle Urbina y Amalia González Caballero, muchas mujeres mexicanas lucharon para que se reconociera el derecho de votar y ser electas, dejando un legado de resistencia y conquista en la historia política del país.