El Estado de México enfrenta significativos retos en la atención y detección temprana del cáncer de mama, ya que ocupa el primer lugar en casos y muertes relacionadas con esta enfermedad en el país. La falta de acceso a servicios de salud y la insuficiencia de equipos para mastografías son obstáculos recurrentes.
Según Leonor Villafranca Salgado, responsable del programa de Cáncer de la Mujer del Instituto de Seguridad del Estado de México (ISEM), en 2024 se reportaron 2,020 casos en diferentes grupos de edad, consolidándose como el cáncer más frecuente en las mujeres mexiquenses. Aunque se ha avanzado en conciencia sobre la importancia de la autoexploración y las mastografías, aún existen deficiencias en la infraestructura pública y un notable déficit de equipos especializados, lo que limita la detección oportuna.
Porras González, médico del Centro Oncológico del ISSEMyM, señaló que, si bien hay más conciencia entre las mujeres, los recursos en la atención pública son insuficientes para cubrir a toda la población femenina de riesgo, que mayormente supera los 40 años. Aunque existen servicios privados, su acceso no es universal.
México detecta aproximadamente 30 mil nuevos casos anualmente, siendo la principal causa de mortalidad por cáncer en mujeres, debido también a factores culturales, sociales y económicos que dificultan la realización de pruebas de detección en muchas regiones.
El país cuenta con solo tres Unidades de Atención del Cáncer de Mama en Toluca, Huixquilucan y Cuautitlán, las cuales, aunque realizan un buen trabajo, enfrentan una alta demanda que impide la cobertura completa, dejando a muchas mujeres sin posibilidad de realizarse mastografías anuales.
En el Estado de México, las actividades de prevención se han reforzado en los últimos años, focalizándose en la exploración clínica mamaria y mastografías dirigidas a mujeres entre 40 y 69 años. Se estima que en 2024, los casos detectados se mantendrán en cifras similares a las de 2023, reflejando un mayor esfuerzo en detección temprana.
Los signos de alarma incluyen bultos, cambios en las venas, hundimientos en el pezón, secreciones y piel en tonalidad naranja. Factores de riesgo como antecedentes familiares, cambios hormonales, consumo de alcohol y tabaco, obesidad, sedentarismo, exposición a radiación y no haber tenido hijos, aumentan la vulnerabilidad.
El tratamiento del cáncer de mama varía según la etapa, comenzando con cirugía y radioterapia en etapas tempranas, y avanzando a quimioterapia y terapias dirigidas en fases más avanzadas. La clave para la supervivencia radica en la detección temprana, que puede erradicar el cáncer en un 95%, pero la muerte puede ocurrir si se detecta en etapas avanzadas.
El costo de los tratamientos varía ampliamente, desde unos 5,000 hasta más de un millón de pesos, dependiendo del avance del cáncer y el tipo de intervención médica. Los expertos coinciden en que una detección oportuna y el incremento de campañas de sensibilización son esenciales para reducir la mortalidad y mejorar la calidad de vida de las afectadas.