Descubre cómo aprender música en la adultez puede potenciar tu memoria y bienestar cognitivo

Por: Equipo de Redacción | 22/10/2025 00:30

Descubre cómo aprender música en la adultez puede potenciar tu memoria y bienestar cognitivo

Nunca es tarde para comenzar a tocar un instrumento. Aunque comúnmente se reconoce que estudiar música a una edad temprana trae beneficios, expertos señalan que iniciar en la adultez también puede ser fundamental para mantener la salud cognitiva a medida que envejecemos.

El neurólogo Steven Allder, de la clínica británica Re:Cognition Health, explica que aprender música involucra procesos complejos como leer notas, coordinar movimientos y recordar melodías, lo cual fortalece las redes neuronales asociadas a la memoria y la atención. En una entrevista con The Independent, afirmó que la práctica repetida de un instrumento funciona como ejercicio para el cerebro, reforzando conexiones neuronales y mejorando la memoria de trabajo además de la memoria a largo plazo.

Allder sostiene que aprender a tocar un instrumento después de los 60 años activa nuevas conexiones neuronales y fortalece las existentes. Estudios respaldan esto, como uno realizado por investigadores de la University of Kansas Medical Center y la Emory University Medical School, publicado en 2011 en la revista Neuropsychology, que encontró que músicos con más de 10 años de experiencia tenían mejor memoria visual, velocidad de procesamiento, flexibilidad cognitiva y habilidades para denominar palabras, en comparación con quienes nunca tocaron o tenían menos experiencia.

Además de beneficios cognitivos, aprender música puede mejorar habilidades lingüísticas y auditivas, ya que ambas funciones comparten redes cerebrales, especialmente en áreas relacionadas con el procesamiento del sonido y el ritmo. Entrenar el oído para distinguir tonos, timbres y tempos puede traducirse en una mayor agudeza auditiva y perceptiva del habla.

La música también tiene un impacto positivo en el estado de ánimo, estimulando la liberación de dopamina y endorfinas, mientras disminuye el cortisol, la hormona del estrés. Practicar un instrumento requiere concentración y atención plena, ayudando a reducir preocupaciones y promoviendo la relajación.

Para los adultos mayores, hacer música puede facilitar conexiones sociales, combatiendo la soledad y promoviendo un mejor estado mental y sensación de plenitud en la vida diaria, según explica Allder. Además, tocar un instrumento implica funciones ejecutivas como la planificación, atención, resolución de problemas y autocontrol. La constante práctica en la lectura de partituras, coordinación de manos y adaptación fortalece habilidades cognitivas que son vitales para mantener la independencia en la vejez.

La música involucra múltiples áreas del cerebro: la corteza motora, auditiva, el hipocampo para la memoria de partituras, el cerebelo para la coordinación y centros emocionales que reaccionan ante la alegría y el significado de la música, haciendo de ella una herramienta poderosa para el bienestar integral en la tercera edad.