
Científicos revelaron en Jordania un yacimiento ceremonial de hace 5,500 años, ubicado en Murayghat, que ofrece nuevas perspectivas sobre las sociedades de la Edad del Bronce Temprano. Las excavaciones, dirigidas por la arqueóloga Susanne Kerner de la Universidad de Copenhague, sacaron a la luz más de 95 dólmenes —estructuras funerarias de piedra—, junto con diversos monolitos y elementos megalíticos que sugieren un uso ritual y conmemorativo del espacio. La importancia del sitio radica en su magnitud y carácter ritual, convirtiéndose en un referente para estudiar los orígenes de la civilización en la región.
Este descubrimiento se realiza en un contexto en el que la cultura calcolítica, etapa que marca la transición entre el Neolítico y la Edad del Bronce, enfrentaba crisis provocadas por cambios climáticos y sociales que llevaron a su declive. La cultura calcolítica, caracterizada por asentamientos domésticos, artefactos de cobre y pequeños santuarios, dio paso a nuevas formas de organización social y ritual. Los investigadores analizaron cómo estas comunidades respondieron a la disrupción mediante la construcción de monumentos y la realización de rituales colectivos, estrategias que podrían haber fortalecido los lazos sociales en tiempos de inestabilidad.
El hallazgo en la cima de una colina en Murayghat muestra agrupaciones de dólmenes, piedras erguidas y grandes estructuras megalíticas, que parecen haber sido espacios de reuniones rituales y entierros comunitarios, más que simples viviendas. Entre los materiales recuperados destacan fragmentos de cerámica, cuencos comunales, piedras de moler, herramientas de sílex y objetos de cobre, utilizados en ceremonias y posibles banquetes colectivos.
La disposición de estos monumentos y su prominencia en el paisaje sugieren que Murayghat pudo haber funcionado como un punto de encuentro regional, facilitando la redefinición de identidades y territorios en una época de crisis. Según Kerner, estos marcadores monumentales habrían jugado un papel clave en la construcción social, ayudando a las comunidades a afrontar la incertidumbre sin una autoridad centralizada.
El estudio destaca que la innovación en ritualidad y monumentalidad fue una respuesta activa ante la inestabilidad, permitiendo a los grupos fortalecer sus lazos sociales y adaptarse a nuevos contextos. Aunque aún es difícil interpretar con certeza el significado exacto de las estructuras y los rituales, los hallazgos ofrecen valiosas ideas sobre la resiliencia y la creatividad en la antigüedad.
Este descubrimiento en Murayghat abre nuevas líneas de investigación sobre cómo las sociedades antiguas enfrentaron cambios radicales, demostrando que la creación de monumentos y rituales colectivos fue crucial para su adaptación y supervivencia.