El 18 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Menopausia, una etapa crítica en la salud de millones de mujeres que marca la transición hacia una nueva fase de bienestar. La menopausia, que suele ocurrir entre los 45 y 55 años, se define por el cese definitivo de los ciclos menstruales debido a la pérdida de la función ovárica. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 26% de las mujeres en el mundo ya superan los 50 años, y, aunque la expectativa de vida ha aumentado, muchas disfrutan únicamente hasta el 75% de sus años con enfermedades crónicas o discapacidades.
El climaterio y la posmenopausia representan nuevos desafíos sanitarios y sociales, pues los cambios hormonales pueden afectar huesos, corazón, metabolismo y bienestar emocional. Investigaciones actuales indican que la disminución de estrógenos y progesterona genera complicaciones relacionadas con la acumulación de grasa abdominal, alteraciones en el perfil lipídico y resistencia a la insulina, aumentando el riesgo cardiovascular —la principal causa de muerte en mujeres—. Además, la pérdida acelerada de masa ósea eleva las probabilidades de fracturas y discapacidad.
Para prevenir estas condiciones, es fundamental mantener revisiones médicas regulares, incluyendo mamografías y análisis ginecológicos, que permiten detectar a tiempo posibles enfermedades oncológicas. El endocrinólogo y neuroendocrinólogo Andrea Genazzani señala que en esta etapa, los principales factores de riesgo son sobrepeso, obesidad, problemas cardiovasculares, fragilidad ósea y aspectos asociados al bienestar psicológico, que dependen en gran medida de los hábitos de vida.
Las estrategias recomendadas por expertos basadas en evidencia incluyen aumentar la actividad física, seguir una dieta mediterránea, dormir adecuadamente, gestionar el estrés, evitar el tabaco y limitar el consumo de alcohol. Se aconseja realizar entre 150 y 300 minutos semanales de ejercicio aeróbico y sesiones de fuerza, además de consumir vegetales, legumbres, frutas, granos integrales y pescados.
Durante la transición, las mujeres pueden experimentar sofocos, 'niebla mental', cambios de humor, insomnio y molestias sexuales. El abordaje debe ser integral y adaptado a cada paciente. La terapia hormonal (TH) es considerada la opción más efectiva para tratar sotfocos y problemas genitourinarios en mujeres menores de 60 años o en los primeros 10 años después de la menopausia, siempre bajo evaluación médica. La terapia debe personalizarse considerando la edad, el momento de inicio, la vía de administración y las condiciones de salud, respetando las preferencias de la mujer.
Para quienes no pueden usar hormonas, existen alternativas centradas en modificar hábitos, terapia cognitivo-conductual y opciones no hormonales. La especialista Andrea Genazzani destaca que los estrógenos cumplen funciones neuroprotectoras, ayudan a mantener el ánimo, la memoria y la función sexual, y que, administrados correctamente, mejoran la salud general, la densidad ósea, la piel y el bienestar sexual sin los riesgos de las vías no recomendadas.
Los controles periódicos son esenciales para detectar y prevenir complicaciones: medición de presión arterial, perfil lipídico y glucémico, índice de masa corporal, circunferencia de cintura, salud mental, sueño y evaluación urogenital y sexual. El control oncológico, mediante mamografías, es vital según la edad y el riesgo, así como la densitometría ósea, especialmente a partir de los 65 años o antes si hay factores de riesgo.
El diagnóstico temprano y una atención integral son fundamentales para evitar complicaciones y garantizar una longevidad saludable. En coincidencia con el Día Mundial de la Menopausia, expertos argentinos e internacionales participaron en el evento 'Longevidad saludable en la mujer', organizado por Mujeres Salud Integral (MSI) de Laboratorio Elea en Buenos Aires, donde abordaron temas de prevención y calidad de vida en esta etapa.
A pesar de la importancia de este tema, la menopausia sigue siendo poco abordada y muchas veces silenciada en consultas médicas, en el entorno laboral y familiar. La falta de información y de formación especializada en el personal sanitario complica el acceso a diagnósticos y tratamientos adecuados. Por ello, los especialistas coinciden en que hablar abiertamente y promover espacios de diálogo son clave para mejorar la calidad de vida de las mujeres. La llegada de la menopausia no es un fin, sino una oportunidad para adoptar hábitos saludables, explorar nuevas metas y vivir esta etapa con plenitud. La decisión compartida de incorporar estilos de vida activos y mantenerse en seguimiento médico, según señalan los testimonios, permite disfrutar de más años con mejor calidad de vida.