Las calles de tierra, drenajes colapsados y falta de infraestructura básica caracterizan la vida diaria de miles de habitantes en la zona norte de Toluca, donde la modernidad aún parece lejana. A pesar de su cercanía con el centro del municipio, delegaciones como San Andrés Cuexcontitlán y San Cristóbal Huichochitlán permanecen excluidas de las obras públicas prioritarias.
En estos pueblos de raíces otomíes, la urbanización inconclusa convive con calles sin pavimentar, caminos improvisados y el olor constante a aguas negras. Las familias transitan entre lodo y basura, compartiendo espacios sin banquetas ni infraestructura adecuada, donde peatones, bicicletas y vehículos enfrentan riesgos diarios.
En la calle 20 de Noviembre, en San Cristóbal Huichochitlán, el drenaje lleva años colapsado. Durante las lluvias, las aguas negras se estancan, brotan y generan olores desagradables que afectan a los comerciantes locales, quienes han visto disminuir su clientela por motivos de insalubridad. A pesar de limpiar y desinfectar, el problema persiste, evidenciando la insuficiencia de la infraestructura hidráulica ante el paso del tiempo.
Los reportes vecinales sobre estas problemáticas son constantes, pero las respuestas oficiales no llegan. Los camiones de basura pasan de manera irregular, las luminarias fusionadas permanecen sin reparación y las calles sin pavimentar, drenajes deficientes y escasa presencia institucional marcan la realidad de estas comunidades.
El análisis del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revela que más del 40% de la población en Toluca vive en condiciones de pobreza y una proporción significativa en pobreza extrema. Aunque el Plan de Desarrollo Municipal 2025–2027 contempla mejoras en vialidades y drenajes, las primeras etapas no han incluido a la zona norte.
Los habitantes exigen ser considerados, alegando que solo piden calles transitables y condiciones dignas, sin lujos. Amenazan con bloquear carreteras para visibilizar el abandono y las vulnerabilidad ante inundaciones, pues en temporada de lluvias varios cauces se desbordan, poniendo en riesgo sus hogares.
El Atlas de Riesgos del municipio identifica estas zonas como susceptibles a inundaciones, y los puentes y pasos improvisados aumentan la incertidumbre y peligrosidad en la movilidad.
Este abandono refleja un rezago estructural y desigualdades en la distribución del espacio urbano en Toluca. Mientras algunas colonias reciben pavimentación constante, otras cruzan charcos de aguas negras, esquivan cables sueltos y hoyos profundos. Los habitantes de la zona norte claman por inclusión y por una atención digna que refleje que forman parte de la capital del Estado de México.