¿Sabías que el boleto de colectivo en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) aumentó un 912% desde que Javier Milei asumió su gestión? Este incremento récord lo posiciona como el servicio público con mayor suba en la región más poblada de Argentina. Pero, ¿qué hay detrás de estas cifras y cómo afecta a quienes usan diariamente el transporte? ¡Sigue leyendo para descubrirlo!
A pesar de este aumento monumental, el sector del transporte en el AMBA no solo no mejora, sino que se mantiene en una crisis profunda. Las empresas del rubro reportan una caída sostenida en sus ingresos, y esta semana anunciaron a las autoridades que los salarios de noviembre se pagarán en al menos dos cuotas mensuales, mientras que los aguinaldos podrían dividirse en hasta seis partes. La Unión Tranviarios Automotor (UTA) no se quedó atrás y advirtió que si las condiciones no cambian, no descartarán un paro, responsabilizando al gobierno.
Según el Observatorio de Tarifas y Subsidios del IIEP (UBA-Conicet), entre diciembre de 2023 y noviembre de 2025, el boleto en el AMBA registró un aumento promedio del 912%. Este porcentaje supera con mucho la inflación en otros servicios básicos: la canasta de servicios públicos subió un 532%, la luz un 330%, el gas un 534% y el agua un 365%. Es decir, el transporte no solo es el más incrementado, sino que avanza a un ritmo que deja a los usuarios cada vez más vulnerables.
¿Recuerdas cuánto costaba en diciembre de 2023? Apenas $59 para recorridos de 3 a 6 kilómetros, la demanda más alta. Hoy, en noviembre de 2025, ese mismo boleto en la Ciudad de Buenos Aires cuesta $633,67, ¡un aumento de casi el 974%! El boleto interjurisdiccional, que aún está gestionado por la Nación, pasó de $59 a $551,24, creciendo un 834%. La realidad es que el precio de transporte se convirtió en un lujo que pocos pueden costear.
La situación se complica aún más cuando las empresas del sector alertan que, a pesar del aumento en las tarifas, sus ingresos disminuyen. En una carta dirigida a los secretarios de Transporte, Luis Pierrini, y de Trabajo, Julio Cordero, las cinco cámaras empresarias explicaron que atraviesan una "gravísima coyuntura económica, financiera y operativa". La caída en ingresos se debe a la insuficiencia de fondos, el aumento en costos como combustible, mantenimiento, seguros y cargas sociales, y a la falta de actualización de fondos compensadores.
Para enfrentar esta crisis, las empresas anunciaron un plan de pago escalonado: los salarios de noviembre se abonarán en dos cuotas en un lapso máximo de dos meses, y el aguinaldo en seis partes consecutivas. ¿Por qué esta medida desesperada? Porque, en medio de esta situación, las tarifas también aumentaron un 9,71% en líneas bajo jurisdicción nacional, un incremento que, en realidad, representa más costo para los usuarios que mayores ingresos para las empresas. La Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (AAETA) señala que estos ajustes tarifarios no mejoran la calidad del servicio ni la economía del sector: “son mecanismos para reducir subsidios y mejorar las cuentas fiscales de los gobiernos”.
La distorsión entre los costos reales y las tarifas subsidiadas crea una brecha problemática: el costo real del boleto sin subsidio en AMBA es de $1,713, pero la tarifa promedio, con subsidios, es de apenas $1,092, lo que genera una diferencia del 15% en costos entre líneas nacionales y provinciales o urbanas. La consecuencia de esta disparidad es una competencia desigual en el mercado y un deterioro de las flotas: la antigüedad promedio de los colectivos en AMBA es de 7,7 años, y el 27% tiene más de 10 años de uso, resultado del atraso en tarifas y subsidios desde 2016.
Un dato alentador, aunque en menor escala, es la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Desde julio, allí comenzaron un esquema propio de recomposición de ingresos con enfoque en la inversión y renovación de flotas con energías limpias. Como resultado, actualmente reconocen un 29% más por pasajero que en el resto del AMBA, una diferencia que se reflejará en el corto plazo en la calidad del servicio.
¿Hasta cuándo podrá sostenerse esta situación? La respuesta aún está en el aire, y con un sector en crisis y sin soluciones claras, la amenaza de un paro general sigue latente. Lo cierto es que, mientras tanto, los pasajeros continúan pagando tarifas cada vez más altas, enfrentando un servicio cada vez peor y sin que las soluciones a corto plazo sean evidentes.