El boliche en Valle de Toluca, una tradición en riesgo de desaparecer

Por: Equipo de Redacción | 12/07/2025 05:30

El boliche en Valle de Toluca, una tradición en riesgo de desaparecer

La falta de espacios adecuados, los altos costos operativos y la ausencia de acuerdos con los propietarios han provocado la desaparición del boliche en el Valle de Toluca, desplazando a este deporte hacia el Valle de México. La única instalación en Toluca, Bowling Wood, ubicado detrás de Galerías Toluca, ha permanecido cerrada desde 2020, cuando inició la pandemia, incapaz de reabrir por la falta de negociaciones con los dueños y los elevados costos de operación, según declaró Pedro López López, presidente de la Asociación de Boliche del Estado de México a El Sol de Toluca.

Mientras tanto, la asociación se ha concentrado en la zona metropolitana, donde cuenta con varias instalaciones y una escuela formativa en Tlalnepantla, que impulsa el talento local y trabaja con niños y jóvenes para fortalecer el deporte a largo plazo. López López explicó que en Toluca, antes sede de actividades importantes, los dueños de los boliches principales dejaron de brindar apoyo económico, limitando la organización de torneos y eventos.

El único boliche en Toluca que ofrece condiciones óptimas, Bowling Wood, se ha convertido en una sede inalcanzable debido a los altos precios de renta. Sin embargo, la asociación mantiene la esperanza de reactivar actividades en esa zona, proponiendo negociaciones con la nueva administración del establecimiento y buscando apoyo a través del Instituto del Deporte del Estado de México.

En contraste, en el Valle de México, los deportistas cuentan con entre seis y siete boliches, como Interbol Dorado en Tlalnepantla y Bol Perinorte en Cuautitlán Izcalli, donde entrenan regularmente y participan en torneos, manteniendo viva la disciplina y el interés.

La ausencia del boliche en Toluca ha generado un vacío, recordando los torneos metropolitanos que solían llenarse y congregar a jugadores de diferentes instituciones, generando buena actividad económica y un ambiente de competencia. La esperanza de la asociación radica en renovar acuerdos y obtener respaldo institucional para devolver el deporte a esa región.

El caso de Eduardo Hernández, último jugador destacado de la zona, ejemplifica cómo la falta de infraestructura ha afectado a talentos locales, quienes, tras estudiar en la universidad, han dejado la disciplina, aunque la puerta sigue abierta para su regreso y contribución.

La desaparición del boliche en Valle de Toluca no solamente implica una pérdida deportiva, sino también una oportunidad perdida para que niños y jóvenes accedan a una actividad con tradición y crecimiento en la comunidad. Pedro López López concluye que solo con voluntad y condiciones razonables, este deporte puede seguir vivo en todo el Estado de México.