La palabra “chimba” en Colombia va mucho más allá de un simple término coloquial; su uso y significado varían según el contexto y la región. La influencer alemana Sandra Mora, instalada en Cali, demostró en un video en Instagram lo complejo y multifacético de este término, enfrentándose a las diferentes maneras en que los colombianos emplean “chimba” en su lenguaje cotidiano.
En su grabación, Sandra recibió explicaciones de amigos sobre expresiones como “una chimbita” para elogiar la belleza, o “eso está una chimba” para indicar que algo es genial. Sin embargo, también aprendió que decir “no me gustó ni chimba” puede arruinar el ánimo, y que en ciertos contextos, “que chimbada” expresa disgusto o rechazo.
El término también tiene un matiz humorístico cuando alguien dice que “usted sí es muy chimbero”, o que alguien “no chimbé”, significando que alguien no actuó correctamente. Cuando alguien lanza un “¿qué chimbada?”, generalmente es recomendable alejarse, ya que en Colombia indica que algo puede ser problemático.
Curiosamente, en el país, “chimba” expresa desde admiración: “¡Qué fiesta tan chimba!”—hasta un sentido más polémico, como referirse en confianza a la vulva o al pene, lo cual puede generar malentendidos si se juega con la palabra en ambientes familiares.
Históricamente, la Real Academia Española documentó que en 1586 “chimba” se usaba para describir la orilla opuesta de un río, derivado del quechua “chinpa”, que significa algo así como “déjame pasar al otro lado del río”. La palabra viajó desde el quechua por Sudamérica, siendo conocida en países como Bolivia, Ecuador, Chile, Perú y Argentina, aunque con diferentes significados y connotaciones.
La Academia Colombiana de la Lengua en su Breve Diccionario de Colombianismos menciona que es común elogiar una casa bonita diciendo “¡Qué chimba de casa!”, y que el término también refleja suerte en ciertas expresiones. Por otra parte, la Asociación de Academias de la Lengua Española en su atlas señala que en Perú, “chimbero” se refiere a orillas, en Honduras a armas artesanales, en Guatemala a un órgano genital masculino, en México a una lámpara llamada “chimba” en los años setenta, y en Holanda a diferentes tipos de maquinaria o armamento.
En Argentina, “chimba” se usa como insulto hacia la cultura “cumbia villera” y el entorno urbano de clases populares. En Colombia, sin embargo, existe una celebración del caos semántico que rodea a esta palabra. El Nuevo diccionario de colombianismos la define como un amuleto de buena suerte, una expresión que simboliza que todo sale bien “porque sí”, reafirmando que en el español de América Latina, los límites del lenguaje solo existen para romperse… chimbamente.