Nicole Schwanke, consejera alemana en duelo en formación, enfrentó la difícil decisión de despedirse de su gato Scully tras detectar que padecía una enfermedad grave que le generaba sufrimiento. La pérdida impactó profundamente a Schwanke, quien compartió en una entrevista con Deutsche Welle en Español que su vínculo con Scully y otro gato llamado Mulda era muy fuerte: “Teníamos una conexión muy cercana. Ambos me acompañaron en momentos difíciles y siempre estuvieron allí para mí”.
En Alemania, cerca del 50% de los hogares conviven con mascotas, sumando más de 33 millones de perros, gatos y pequeños animales que forman parte esencial de las familias, muchas veces con lazos emocionales profundos. Sin embargo, muchas personas enfrentan la pérdida de sus animales en silencio, minimizando su duelo por un prejuicio social que los considera solo mascotas sin derechos emocionales.
Para brindar apoyo a quienes atraviesan el proceso de duelo por sus animales, existe el grupo “No me olvides”, que acompaña y acompaña a las personas durante este momento difícil. Schwanke, quien perdió a Scully hace dos años, vivió esa experiencia sin suficiente soporte en su momento, motivándola a formarse como consejera en dicha organización para apoyar a otros y evitar que se sientan solos en su dolor.
Expertos en duelo, como Anemone Zeim de “No me olvides”, enfatizan que el dolor por la pérdida de una mascota puede ser tan intenso como el de un familiar cercano. Zeim señala que muchas veces surgen sentimientos de culpa, especialmente en decisiones como la eutanasia, ya que la persona se enfrenta al peso moral de decidir poner fin a la vida de su ser querido.
La eutanasia, definida por Krystal Newberry, especialista en trabajo social y técnica veterinaria, como un procedimiento humanitario que termina con el sufrimiento del animal mediante una inyección que detiene el latido cardíaco, suele ser considerada cuando la enfermedad es irreversible o el deterioro por edad impide el bienestar del animal.
El proceso varía según la clínica, con algunas ofreciendo el servicio a domicilio para mayor comodidad. En general, se administra una sedación seguida de la solución que produce el fallecimiento, que para la mascota puede incluir movimientos o respiraciones profundas, pero estas no implican sufrimiento, pues el animal está inconsciente.
Newberry aconseja evaluar la calidad de vida del animal y el impacto emocional en la familia, utilizando herramientas y listas de verificación para tomar decisiones informadas. Además, es fundamental considerar las capacidades de quienes cuidan al animal, ya que el cuidado puede ser exigente y afectar la salud de todos en el hogar. Consultar con un veterinario ayuda a determinar qué es lo mejor para el bienestar conjunto de la familia y su mascota.