Javier Milei reiteró en múltiples ocasiones, incluyendo medios internacionales, que el apoyo de Estados Unidos no está condicionado por los resultados de las elecciones del próximo domingo 26. Sin embargo, resulta llamativo que un presidente intente interpretar las declaraciones de otra autoridad, en este caso Donald Trump, que además actuó como anfitrión en la Casa Blanca, de manera tan forzada y sin margen para dudas.
La postura oficial fue respaldada por los principales funcionarios del Gobierno, quienes reforzaron la misma línea, mientras una amplia red de tuiteros cercanos al oficialismo también replicaba el discurso. El resultado fue que el tema se convirtió en el eje político de la visita a la Casa Blanca, no solo centrado en el resultado electoral, sino también en la manera en que será interpretado por la gestión de Milei, con internas internas en ascenso.
Expertos políticos señalan que las declaraciones de Trump deben interpretarse en su contexto, considerando la gestualidad y las señales previas. Desde hace tiempo, las negociaciones con el FMI y otros apoyos externos han tenido un carácter más político que técnico; buscan sostener una gestión que ya no cuenta solo con el crédito social del balotaje, sino que requiere un respaldo más amplio en medio de un escenario internacional y doméstico cambiante.
El contraste entre la campaña débil del oficialismo y la rapidez de los hechos recientes es notable. En sus cálculos, el Gobierno considera que quedan seis días de campaña y cinco días hábiles —incluyendo este sábado— para las elecciones, marcando una carrera contra el reloj en plena incertidumbre tras el respaldo de Trump y movimientos relacionados con Scott Bessent.
Un análisis revela que la influencia de Trump en la política interna quedó opacada por otros episodios, como la controversia con el dirigente Espert. Esa situación, y las evaluaciones sobre su impacto en votos, ha contribuido a un clima tenso para el oficialismo, que intenta recomponer su imagen tras la derrota en septiembre. Milei, en ese contexto, se ha consolidado como defensor en soledad de la línea del gobierno.
La visita a la Casa Blanca mostró también una cierta alteración en las filas oficiales, ante el condicionamiento de la ayuda externa. Algunos funcionarios, como Luis Caputo y Patricia Bullrich, intentaron minimizar las declaraciones de Trump, asegurando que su advertencia era para el 2027 y no para ahora. Sin embargo, esas explicaciones resultaron teñidas de desgaste, dado el texto textual de Trump y la situación práctica del acuerdo.
En lo inmediato, las negociaciones para un swap por 20 mil millones de dólares continúan, con ajustes en los convenios entre bancos y el FMI. Además, se espera un anuncio sobre un posible acuerdo comercial y una mayor intervención del Tesoro en el mercado financiero, en medio de una escalada del dólar que podría estar orientada a evitar sobrepasar los límites cambiarios.
El interrogante central gira en torno al significado de estas acciones: ¿La intervención del Tesoro refleja fortaleza del Gobierno o una señal de debilidad? Expertos indican que el clima político sigue marcado por la 'cultura de las crisis', con el dólar como refugio, y que estas medidas pueden interpretarse como una administración de los niveles del dólar más que un giro de fondo.
Finalmente, el panorama político se centra en la respuesta del Gobierno al día siguiente de las elecciones. Aunque el oficialismo busca mantener una mayoría en Diputados para evitar vetos presidenciales, la dispersión interna y las negociaciones con gobernadores ponen en duda esa estrategia. Además, empiezan a circular rumores sobre posibles cambios en el gabinete, impulsados por las candidaturas y las internas de poder, en un escenario que evidencia un microclima de disputas internas que también es percibido desde el extranjero.