Laurence des Cars, directora del Museo del Louvre en París, afirmó ante el Senado que presentó su renuncia tras el robo de joyas de la corona que sorprendió a Francia. En sus primeras declaraciones públicas tras el incidente, reconoció que gran parte del sistema de seguridad era obsoleto y que la única cámara exterior cercana al punto de entrada de los ladrones estaba mal orientada, lo que permitió que llegaran sin ser detectados.
El robo ocurrió el domingo cuando los delincuentes estacionaron un camión junto a los muros del museo, desplegaron una escalera eléctrica y treparon a un balcón del segundo piso. El sistema de seguridad solo se activó cuando los ladrones forzaron una ventana con herramientas eléctricas, lo que redujo en minutos cruciales la capacidad de respuesta de las autoridades.
“No detectamos la llegada de los ladrones con suficiente antelación”, confesó des Cars durante una audiencia de dos horas, en la que fue cuestionada por senadores franceses sobre los fallos en el sistema. Reconoció que el museo carecía de cámaras exteriores de vigilancia y admitió que eso fue un punto débil en su protección.
Aunque las alarmas y las llamadas a la policía funcionaron bien una vez dentro del museo, la llegada de las autoridades fue demasiado tarde: los ladrones huyeron en motocicletas a los pocos minutos del ingreso. Des Cars explicó que los planes de seguridad, centrados en proteger obras de activistas o ataques menores, no estaban preparados para un delito organizado de robo rápido.
El incidente ha provocado la indignación pública y ha puesto en cuestionamiento la gestión de seguridad en el Louvre. Algunos senadores han exigido la dimisión de des Cars, quien afirmó que había propuesto su renuncia tras el robo, pero esta fue rechazada por el Ministro de Cultura francés. La directora señaló que recibió en 2021 un sistema de seguridad en estado alarmante, con tecnología anticuada y reducción en personal, y que desde entonces se han iniciado mejoras en infraestructura y recursos.
El plan de renovación aprobado por Macron incluye una inversión de 500 millones de euros para actualizar centros de mando, instalar nuevas cámaras y sistemas de identificación. Sin embargo, las mejoras en seguridad aún están en proceso, con cambios que comenzarían en 2026 e implican la instalación de cerca de 59 kilómetros de cables.
En cuanto a la respuesta policial, Des Cars dijo que las llamadas y alertas permitieron que en solo tres minutos las fuerzas llegaran al lugar, pero los ladrones ya habían escapado. El robo implicó que los delincuentes abrieran vitrinas resistentes, que fueron atacadas con herramientas eléctricas, y que intentaran prender fuego en el camión de entrada. La corona de la emperatriz Eugenia, una de las piezas robadas, resultó dañada, pero los conservadores esperan restaurarla.
Visitantes expresaron su consternación por la pérdida del patrimonio en minutos y la vulnerabilidad del museo. Karine Pivetta, visitante, lamentó no poder ver las joyas, mientras que Emilie Sarran comentó que la situación en el Louvre evidencia problemas serios de seguridad.
El incidente sigue bajo investigación por parte de más de 100 investigadores, en un contexto de fuerte presión pública y política sobre el museo y el gobierno francés.