En el centro de Luanda, capital de Angola y una de las ciudades más costosas de África, un edificio en estado de abandono ha emergido como símbolo de la renovación cultural y social. El antiguo hotel Globo, con su fachada marcada por el tiempo —ventanas rotas, paredes agrietadas y toldos caídos—, ha pasado a ser un epicentro de la escena artística angoleña, llenando de vida un espacio que en su época de esplendor fue referente del lujo y la modernidad. Hace aproximadamente cincuenta años, el Globo representaba el auge del modernismo en Luanda, con arquitectura de líneas limpias y paredes de estuco, reflejando la modernidad frente a la herencia colonial portuguesa. Sin embargo, tras el crecimiento de hoteles de lujo en modernas torres de cristal durante el boom petrolero, el edificio fue relegado al olvido. En una transformación sorprendente, el Globo ha sido reconvertido en un centro neurálgico del arte y la cultura en la ciudad. Los espacios que antes alojaban huéspedes ahora sirven como estudios, galerías y lugares de actuación. Ngoi Salucombo, coordinador de programación cultural del Goethe-Institut en Luanda, destaca: “El Globo es uno de los lugares más importantes del centro de la ciudad para la nueva generación de artistas; si quieres encontrarlos, ese es el sitio indicado”. La recuperación del edificio comenzó hace diez años, cuando un grupo de artistas organizó clandestinamente un evento que fue un éxito rotundo. Poco después, algunos decidieron instalarse allí de manera permanente, transformando cada rincón en un espacio creativo. Uno de los proyectos más destacados es el Estudio Ndako2.4.4, fundado por Irene A’mosi y Débora Sandjai Leonor en la antigua lavandería del hotel, con el propósito de impulsar a las mujeres artistas. “Creamos un espacio donde las mujeres pueden desarrollar su trabajo, ya que en generaciones anteriores predominaban los hombres en el arte. Las mujeres enfrentaron sacrificios para practicarlo”, explica A’mosi. Este impacto ha incentivado la apertura de otros espacios artísticos en Luanda, como JAHMEK Arte Contemporáneo, fundado por Mehak Vieira, que también opera en el Globo y en otras ubicaciones del centro. Vieira afirma a CNN Travel que, en este momento, se están consolidando los espacios que los artistas angoleños necesitan para exhibir su trabajo. La influencia del movimiento artístico va más allá del centro, llegando a distritos periféricos como Cazenga, donde Vieira participa en programas comunitarios como Anim’art, que promueve la educación artística en barrios tradicionalmente excluidos del circuito artístico. Wyssolela Moreira, quien también trabaja en el Globo, resalta el papel del arte como herramienta para el cambio social y explica que su obra Reflexiona sobre la identidad angoleña, utilizando pigmentos naturales en ceremonias espirituales. Sobre el Globo, comenta: “Es un espacio que me permite desarrollarme y participar en uno de los circuitos más relevantes de Luanda, fomentando la creatividad y la escena artística contemporánea”. Además, existen espacios menos evidentes pero igualmente innovadores, como The Art Affair, fundado por Alexandra Gonçalves en un edificio del siglo XX. Gonçalves señala la importancia de ampliar la presencia del arte angoleño internacionalmente: “El mercado del arte en Angola necesita más actores, inversión y mayor flujo de exposición”. La conservación de la arquitectura también se integra en este proceso de transformación. Rui Magalhães, arquitecto y fotógrafo, destaca que la fotografía y la intervención en edificios históricos permiten conservar el legado colonial y revalorizar la historia arquitectónica de Angola. En este contexto, iniciativas como la Africell Luanda Feira de Arte y la Noite das Artes, organizada por el promotor Dominick A. Maia Tanna, buscan conectar a los artistas con un mercado más profesional y fomentar la interacción cultural mediante exposiciones extendidas y transporte gratuito. Tras años de abandono, el hotel Globo se ha convertido en un símbolo de la revolución artística que promete transformar por completo Luanda.