La organización criminal venezolana Tren de Aragua (TdA) ha sido identificada por usar tatuajes como método para marcar a sus víctimas de trata sexual, según un informe de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP). El documento, fechado el 22 de enero de 2025 y revisado por Infobae México, revela que estos tatuajes sirven para señalar la propiedad de las mujeres, tanto en casos voluntarios como involuntarios, y se utilizan con frecuencia en la red criminal.
Durante una investigación, se detectaron tatuajes similares en mujeres que trabajaban como prostitutas en la Ciudad de México y que estaban relacionadas con la organización. En particular, en julio de 2024, dos mujeres fueron encontradas muertas en la alcaldía Tlalpan; ambas tenían tatuajes asociados a TdA y fueron identificadas como originarias de Venezuela, Stephanie “N” (21 años) y Susej “N” (19 años). Las autoridades iniciaron operativos y detuvieron a Euclides Manuel “N”, alias “El Morgan”, líder de una célula del Tren de Aragua, en una vivienda usada para almacenar drogas y que también se vincula con la explotación sexual.
El informe del Departamento de Seguridad Pública de Texas indica que los tatuajes que suelen llevar las víctimas o miembros de la organización incluyen símbolos como estrellas, coronas, armas, relojes, trenes y frases como “Real Hasta la Muerte” o “HJ”. Aunque el reporte de la CBP no especifica los símbolos exactos, se conoce que esta marca corporal es una práctica del Tren de Aragua para identificar y controlar a sus víctimas.
El Tren de Aragua, además de dedicarse al tráfico de drogas y armas, está implicado en múltiples actividades ilícitas como extorsiones, reclutamiento y explotación sexual de mujeres y niños en varios países de América y Estados Unidos. Las autoridades estadounidenses han acusado a sus miembros de forzar a mujeres venezolanas y de Sudamérica a participar en redes de trata, presionándolas mediante amenazas y deudas por su traslado a países como Perú y Estados Unidos, donde son obligadas a mantener relaciones sexuales bajo amenaza de muerte para sus familias.
Actualmente, esta organización opera en países como Brasil, México, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú, Chile, Panamá y en algunos estados de Estados Unidos, consolidando una red internacional dedicada al tráfico de personas con fines de explotación y trabajo forzado.