El Bitcoin, pionera en el mundo de las monedas virtuales, fue creada en 2008 por Satoshi Nakamoto (pseudónimo) tras la crisis financiera global. Esta criptomoneda promueve un ideal libertario, desafiando a las instituciones monetarias tradicionales y buscando ser una alternativa descentralizada. Conocido por sus siglas BTC, utiliza tecnología criptográfica para garantizar su carácter independiente de regulaciones institucionales, lo que contribuye a su alta volatilidad.
A pesar de la creciente adopción y reconocimiento de Bitcoin y otras criptomonedas como Ethereum, organismos internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) mantienen una postura de escepticismo respecto a sus beneficios.
El 2024 fue un año clave para las criptomonedas, marcado por movimientos políticos en Estados Unidos y la percepción de un respaldo estratégico a Bitcoin. Tras la victoria de Donald Trump en las elecciones, las principales criptomonedas experimentaron una tendencia positiva, alcanzando en diciembre un máximo histórico de más de 107,000 dólares por unidad, impulsado por declaraciones del propio Trump sobre la creación de una reserva estratégica en Estados Unidos.
Este año, las divisas digitales seguirán siendo foco central en el mercado. Las iniciativas del gobierno estadounidense y avances en inteligencia artificial, como la introducción del modelo chino DeepSeek, han impactado en las cotizaciones de Bitcoin, que en momentos han visto recortes tras ciertos anuncios tecnológicos.
Al día de hoy, a las 09:00 horas (UTC), el valor del Bitcoin es de 101,690.43 dólares por unidad, reflejando una caída del 2.22% en las últimas 24 horas y una variación del -0.26% en la última hora. Actualmente, ocupa el primer lugar en popularidad dentro del mercado digital, con un récord histórico cercano a los 126,198 dólares, alcanzado en marzo del año pasado, en un contexto de alta inversión y crecimiento sin precedentes.
Este aumento en el valor ha sido atribuido al interés de inversores institucionales, la búsqueda de alternativas en un entorno económico incierto y la innovación en la tecnología blockchain. Sin embargo, expertos advierten sobre los riesgos asociados, ya que la alta volatilidad puede traducirse en fuertes pérdidas para los inversores si el mercado experimenta desplomes inesperados.
Para adquirir criptomonedas, se utilizan plataformas especializadas, con precios que fluctúan dependiendo de la oferta y demanda, además del interés de los usuarios. Es importante destacar que estos activos son altamente volátiles y riesgosos, por lo que se recomienda precaución. Para almacenarlas, los usuarios necesitan un monedero digital, que funciona como un software que guarda las claves de propiedad, las cuales deben ser protegidas en todo momento.
En conclusión, mientras Bitcoin continúa su tendencia de crecimiento y alcanza niveles históricos, la volatilidad y los riesgos inherentes hacen fundamental una estrategia bien informada para quienes deseen invertir en esta moneda digital.
