Este domingo, Argentina enfrenta unas elecciones intermedias que, aunque de carácter presidencial, exhiben características de un proceso complejo y polarizado. Son unas elecciones de núcleos duros, en las que los eslóganes predominantes giran en torno a ‘Sepultar al kirchnerismo’ y ‘Frenar a Milei’, obstáculos que enmascaran la ausencia de un proyecto de país consolidado.
La reciente formación federal y productiva de los gobernadores aún no presenta propuestas claras para el futuro, limitándose a señalar caminos a corto plazo. La situación general se perfila con un escenario marcado por la desconfianza y la negatividad, alimentada por indicadores económicos adversos: riesgo país al alza, bonos en caída y un dólar que sigue sin responder a las acciones del economista Scott Bessent, quien busca estabilizar la economía.
En este contexto, las declaraciones del expresidente Donald Trump parecen acertadas, mientras que las acciones del candidato Javier Milei, en su afán de nacionalización, generan controversia. Es importante aclarar que este domingo no define el destino del país, sino la composición legislativa que pueden tener las fuerzas políticas.
El presidente Alberto Fernández ha sumado un ingrediente más al posar que ganar implica obtener suficientes legisladores que bloqueen leyes, agudizando la percepción de una campaña centrada en la negatividad.
Las elecciones llegan tras un intenso clima interno en todos los frentes. El oficialismo ha sufrido varias renuncias, como las de Gerardo Werthein y Mariano Cúneo Libarona, en medio de la incertidumbre por la renovación del gabinete y los cambios en la conducción del país. Esto ha erosionado aún más un gabinete ya poco cohesionado. Por su parte, el kirchnerismo llega con su interna a cuestas, donde la posible derrota de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires podría significar un descenso en su control político.
La política en Santa Fe refleja también esta fragmentación, con varias fuerzas en pugna y un escenario donde grupos como Fuerza Patria, Provincias Unidas, Caren Tepp y Gisela Scaglia disputan posiciones clave, amenazando con un escenario electoral muy competitivo.
El resultado del domingo será clave no solo en términos políticos, sino también en su impacto económico, especialmente en la reacción de los mercados y las posibilidades de estabilidad futura. Expertos señalan que, tras las elecciones, la reacción inicial será de incertidumbre, y la verdadera lectura dependerá del comportamiento en los días siguientes.
En definitiva, Buenos Aires tiene la palabra. Si Fuerza Patria supera en 8 puntos a LLA, ello puede ser determinante para el resultado nacional. La participación también será un factor, ya que mientras más alto sea el porcentaje de voto, mayor será la credibilidad del proceso en la percepción pública.
El Dr. Carlos Leyba explicó las condiciones necesarias para lograr un equilibrio económico en Argentina: pleno empleo, exportaciones fuertes, inversión, equilibrio fiscal y una política monetaria estable. Sin embargo, advirtió que el equilibrio fiscal del gobierno de Milei es frágil, debido a falta de inversión y tasas de interés elevadas, que complican el panorama de la deuda.
Finalmente, este domingo reafirmará que Argentina sigue siendo un país de fuerzas opuestas, donde la construcción de mayorías mediante consensos es esencial para sortear la crisis actual y avanzar hacia un futuro estable.