El principal desafío en las instituciones educativas no es prohibir la utilización de la Inteligencia Artificial (IA), sino promover su uso responsable, ético y con pensamiento crítico, afirmó Gerardo Saucedo, profesor del Tecnológico de Monterrey campus Toluca, durante su conferencia “Educación y Futuro en México”.
En su exposición, el académico señaló que la IA ya está transformando las aulas del Estado de México, pasando de ser un concepto futurista a una herramienta cotidiana utilizada por los estudiantes, muchas veces sin orientación adecuada. Por ello, instó a los docentes a asumir un rol activo en la formación de usuarios conscientes, capaces de comprender el funcionamiento de los modelos generativos y sus impactos en la producción de conocimiento.
“Los jóvenes ya emplean ChatGPT, Gemini o Copilot para redactar ensayos o realizar tareas. El problema no es que los usen, sino que desconocen cómo operan o los sesgos en la información que generan. La función del docente es guiar, no prohibir”, enfatizó.
El especialista recordó que su acercamiento a la IA empezó hace más de diez años en la Universidad de Leicester, Reino Unido, en un proyecto que buscaba crear personajes capaces de tomar decisiones autónomas. Actualmente, esos modelos han evolucionado hasta la inteligencia artificial generativa, que aprende y se perfecciona con cada interacción humana.
Saucedo explicó que la educación superior en el Estado de México atraviesa un momento crucial donde las universidades deben integrar la IA en sus procesos formativos, no como reemplazo del pensamiento humano, sino como una herramienta para potenciar el razonamiento, la creatividad y la ética profesional.
Entre las aplicaciones, mencionó los modelos de lenguaje como ChatGPT, Gemini o Copilot, y herramientas gráficas como Midjourney, Firefly y Sora, útiles en docencia, investigación y proyectos creativos. Sin embargo, advirtió sobre la necesidad de establecer reglas claras en su uso y transparencia en la autoría de trabajos académicos.
Propuesta a los docentes mexiquenses: solicitar a los estudiantes incluir los prompts utilizados en la generación de contenido, junto con un informe del proceso, para garantizar la honestidad académica. “El reto no está en el producto, sino en el proceso. Lo importante es cómo el alumno llega al resultado”, precisó.
Sobre el debate del plagio, aclaró que los textos generados por IA no constituyen plagio en el sentido clásico, ya que son originales, aunque pueden ser poco éticos si no se reconoce el uso de herramientas tecnológicas o se omite verificar los datos.
“Si el contenido no coincide con el estilo habitual del alumno, o si una herramienta detecta más del 60% de uso de IA, se puede intervenir tecnológicamente. Pero si está entre 30 y 40%, debe prevalecer el criterio del docente y la presunción de buena fe”, explicó.
Recomendó a los docentes aprovechar herramientas de detección de IA, como Copyleaks, GPTZero o Humanize, complementándolas con su criterio profesional, dado que conocen el estilo y nivel de redacción de los estudiantes.
Asimismo, subrayó que la evaluación debe rediseñarse, priorizando actividades presenciales, ejercicios en tiempo real y análisis reflexivos para promover el pensamiento crítico y evitar que el uso de la IA se limite a la generación automática de textos o imágenes.
“La inteligencia artificial no reemplaza la enseñanza ni el aprendizaje humano. Usada con un propósito definido, puede potenciar las capacidades de los estudiantes mexiquenses y prepararlos para un futuro laboral donde la tecnología será esencial”, concluyó.
Finalmente, Saucedo destacó la urgencia de desarrollar una cultura educativa que fomente la ética, la innovación y el acompañamiento docente frente al avance constante de la IA en la vida académica del estado y del país.