Varias regiones de Rusia y áreas bajo control ucraniano enfrentan una disminución en el suministro de gasolina, debido a los recientes ataques de Ucrania contra refinerías rusas y a un aumento estacional en la demanda de combustible por viajes y cosechas.
El 28 de julio, Rusia prohibió las exportaciones de gasolina para productores de petróleo, buscando evitar una escasez ante la creciente demanda. Sin embargo, expertos en el mercado advierten que esta medida no será suficiente para resolver el problema, que se ha agravado por cuellos de botella logísticos, reservas limitadas y reparaciones en varias refinerías.
Desde principios de agosto, Ucrania ha atacado instalaciones en Novokuibyshevsk, Syzran, Ryazan y Volgogrado, en respuesta a los ataques rusos con misiles y drones. En la región de Primorie, en el extremo oriental ruso, se reportaron largas filas para cargar gasolina, atribuídas por las autoridades a un aumento en el turismo.
La compañía petrolera NNK informó que transportistas en la zona están atrapados en atascos de hasta seis horas debido a trabajos viales. Además, Yevgeny Balitsky, gobernador de la región de Zaporiyia, controlada en gran parte por Rusia, señaló que las ventas minoristas de gasolina enfrentan problemas por picos de demanda y mantenimiento en refinerías, sumado a amenazas de ataques a trenes de combustible.
Por su parte, Sergei Aksyonov, líder de Crimea, también reconoció dificultades en el suministro de combustible, estimando que la situación podría extenderse hasta un mes más y que no se resolverá del todo mientras continúe el conflicto.