
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, anunció este lunes la intención del país de acabar de forma definitiva con el cambio de hora estacional, una práctica que, según afirmó, “ya no tiene sentido”. A través de un video en su cuenta de X (antes Twitter), Sánchez argumentó que dicha medida “apenas ayuda a ahorrar energía y tiene un impacto negativo en la salud y en la vida de las personas”.
El mandatario anunció que defenderá esta propuesta en el Consejo de Energía de la Unión Europea, donde solicitará activar un mecanismo de revisión para eliminar los cambios horarios estacionales en todo el continente. Este domingo, cuando llega el horario de invierno, los relojes deberán atrasarse una hora, regresando a las 02:00 horas; sin embargo, si la propuesta prospera, la última modificación en horario de invierno en España sería la madrugada del 25 al 26 de octubre de 2025, tras la cual se establecería un horario único en 2026, aunque aún no se ha definido si será de verano o de invierno.
El cambio horario europeo fue instaurado en 1981 para coordinar los relojes de los países de la Unión Europea y aprovechar mejor la luz solar. Sin embargo, en los últimos años, el beneficio energético ha sido cuestionado, además de que estudios recientes señalan que puede afectar el sueño, la concentración y el estado de ánimo. La ciencia indica que el ahorro energético, en realidad, es mínimo y que los cambios afectan los ritmos biológicos dos veces al año.
Mientras Europa medita, otros países ya han tomado decisiones. En México, una reforma legislativa aprobada en 2022 eliminó el horario de verano tras casi tres décadas de aplicación, siendo el 30 de octubre de ese año la última vez que los mexicanos atrasaron sus relojes. Turquía también decidió en 2016 establecerse de forma permanente en horario de verano (UTC + 03:00). Rusia, que en 2011 adoptó el horario de verano permanente, tuvo que revertir esa decisión en 2014 debido a quejas por amaneceres excesivamente tardíos en invierno.
En algunos lugares, la decisión fue resultado de consultadas públicas. En la provincia de Alberta, en Canadá, un plebiscito de 2021 rechazó por estrecho margen (50,2 %) adoptar el horario de verano permanente. En Queensland, Australia, un referéndum en 1992 determinó poner fin a la práctica tras un período de prueba de cuatro años. Estos casos muestran que la cuestión de los relojes divide incluso dentro de un mismo país. Además, la Unión Europea realizó en 2018 una consulta pública que contó con la participación de 4,6 millones de personas, de las cuales el 84 % apoyaba eliminar el cambio de hora; sin embargo, la iniciativa se frenó por la pandemia.
Ahora, España retoma el impulso político para cerrar de manera definitiva el debate sobre el cambio horario.