
El Departamento de Comercio de Estados Unidos anunció el martes la expansión de los aranceles al acero y aluminio, abarcando ahora más productos que contienen estos materiales. La medida, en vigor desde el lunes, incluye 407 nuevos tipos de mercancías y busca cerrar vías para la evasión de impuestos, fortaleciendo la protección de las industrias nacionales.
Entre los artículos afectados se encuentran turbinas de viento, componentes de maquinaria pesada, grúas móviles, vagones, muebles, compresores y bombas. La aplicación de estos aranceles implica que el 50 por ciento del peso de estos productos será sujeto al impuesto del 25 por ciento, anteriormente impuesto por el expresidente Donald Trump, y que fue duplicado al 50 por ciento en junio.
Jeffrey Kessler, subsecretario de Comercio para la Industria y la Seguridad, afirmó que la medida busca impulsar la competitividad de las industrias del acero y aluminio en EE.UU.
Desde su regreso a la presidencia, Trump impuso aranceles del 10 por ciento a la mayoría de los socios comerciales, así como tarifas más elevadas a economías como la Unión Europea y Japón. En el caso del acero y aluminio, inicialmente aplicó un arancel del 25 por ciento, que posteriormente fue duplicado.
Mientras algunos negocios han adelantado compras, trasladado los costos a consumidores o absorbido parcialmente las cargas adicionales, economistas advierten que estos incrementos de costos podrían ser insostenibles a largo plazo, lo que posiblemente se traduzca en aumentos en los precios al consumidor.
Expertos también consideran que el efecto inflacionario podría ser momentáneo, aunque mantienen cierto grado de cautela ante posibles efectos más duraderos. La situación sigue generando controversia y análisis entre economistas y sectores industriales.