
En el mundo empresarial, las transiciones suelen ocurrir en momentos imprevistos y en condiciones adversas. Según el Exit Planning Institute, más del 50% de estos procesos suceden de manera inesperada, involuntaria y tras hechos que nadie anticipaba. Por ello, es fundamental que los dueños estén preparados tanto en lo personal como en lo financiero, y que las empresas cuenten con planes de contingencia que puedan responder a situaciones imprevistas, que tarde o temprano, inevitablemente, se presentarán.
Una encuesta realizada a finales de 2024 revela una paradoja: aunque el 91% de los propietarios reconoce la importancia de contar con un plan de transición, solo el 16% tiene un plan por escrito, y el 30% no dispone de ninguno. Ejemplos pasados ilustran la magnitud del riesgo: hace unos años, una empresa enfrentó una crisis tras la muerte repentina de uno de sus dos socios fundadores. La compañía, en gran medida dependiente de ese socio, quedó vulnerable. Sus herederos, sin experiencia ni interés en el sector, tuvieron que asumir responsabilidades no preparadas para afrontar, mientras que el socio restante enfrentó conflictos familiares y personales, poniendo en riesgo la supervivencia del negocio.
Estos escenarios, denominados las 5 D, se repiten con frecuencia: fallecimiento (Death), discapacidad (Disability), divorcio (Divorce), disputa legal (Dispute) y desinterés (Disinterest). Un caso real ilustra esta dinámica: un accionista recibió la nuda propiedad de una empresa por donación, con todos sus derechos societarios reservados por su padre aún en vida. Cuando una multinacional hizo una oferta de compra, se descubrió que el padre, socio mayoritario y fundador, estaba internado con una discapacidad severa, lo que invalidaba su poder y complicaba la venta. La situación, no preparada, generó bloqueos y complicaciones, evidenciando la importancia de planificar con anticipación.
La clave está en integrar estos temas en la gestión empresarial, prever escenarios y actuar antes de que las crisis se presenten. Cuando la transición no está planificada, el proceso puede tornarse difícil o quedar bloqueado, generando conflictos entre herederos o situaciones de incertidumbre sobre la continuidad y el valor de la empresa.
La reflexión imperativa para las familias empresarias es: ¿en qué estado están estos temas? ¿Qué acciones han tomado para prepararse? La diferencia entre aceptar la inevitableidad de la transición y prepararse para ella define el destino futuro de la compañía.
Las transiciones son inevitables; la preparación, opcional. La elección entre una salida ordenada y un caos empresarial puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.