En el Estado de México, la criminalidad ya no se limita únicamente al narcotráfico. Las organizaciones delictivas han diversificado sus actividades, abarcando extorsión, robo de vehículos y ataques a transportistas. Esto sitúa a la entidad entre las cinco más afectadas del país por la multiplicidad de economías ilícitas, según el informe reciente de México Evalúa.
El estudio, que analiza la violencia delictiva entre enero y agosto de 2025, ubica al Estado de México junto con Guanajuato, San Luis Potosí, Morelos y Baja California como territorios bajo alta presión criminal, debido a la coexistencia de delitos violentos y patrimoniales.
En el contexto mexiquense, la presencia de mercados ilícitos en crecimiento y la operación de grupos nacionales, regionales y locales explican los elevados indicadores en casi todos los delitos analizados. Entre enero y agosto de 2025, se registraron en la entidad 1,875 homicidios, de los cuales 945 fueron dolosos, además de mil 952 denuncias por robo a transportistas —de las que 1,620 sucedieron con violencia—, consolidándose como uno de los focos rojos en seguridad logística.
A estos delitos se suman 15 mil 554 incidentes de robo de vehículo y mil 690 casos de extorsión. Estas cifras reflejan una presión criminal diversificada que combina violencia letal con delitos patrimoniales.
México Evalúa advierte que esta situación responde a disputas por corredores estratégicos donde diversas organizaciones, desde grandes cárteles hasta células microlocales, compiten por el control de mercados ilícitos.
En el sur del Estado de México, la Familia Michoacana mantiene influencia en varias localidades, realizando extorsiones y cobrando piso a comerciantes, transportistas y productores. Paralelamente, células del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) buscan incidir en corredores clave, mientras en el Valle de México operan grupos dedicados al narcomenudeo, robo y secuestro.
Según informes de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, la coexistencia de estos grupos ha generado un escenario fragmentado y en constante reconfiguración, donde la violencia no se concentra en un solo delito, sino que permea en múltiples ámbitos de la vida cotidiana e incluso en delitos como despojo.
Frente a este panorama, otros estados como Yucatán, Campeche, Durango, Aguascalientes y Querétaro mantienen menor violencia y han logrado reducir delitos patrimoniales, gracias a una mayor capacidad de contención.
México Evalúa destaca que la violencia no es inevitable y puede reducirse con estrategias sostenidas y adaptadas. Recomienda crear sistemas integrados de análisis territorial, fortalecer las fiscalías con unidades especializadas, implementar mecanismos de alerta temprana y reforzar la inteligencia financiera contra la extorsión y el narcomenudeo. También sugiere mejorar las condiciones laborales de las policías municipales y promover la colaboración con el sector privado y la sociedad civil para prevenir delitos de alto impacto.
Las cifras muestran que la criminalidad en el Estado de México es diversa y en expansión, abarcando desde extorsiones y robo de vehículos hasta homicidios, configurando un mapa delictivo complejo y en continuo crecimiento.