El Consejo Nacional de Gestión y Reducción de Riesgos de Desastres de Filipinas informó este sábado que 22,311 personas —aproximadamente 8,000 familias— fueron evacuadas en las regiones de Calabarzon y Bicolandia ante la inminente llegada de la tormenta tropical Ramil, conocida internacionalmente como Fengshen.
La tormenta tropical podría generar lluvias intensas, inundaciones, oleaje de hasta dos metros y ráfagas de viento de hasta 90 kilómetros por hora, según pronósticos meteorológicos. Filipinas atraviesa un momento complicado tras los recientes terremotos que sacudieron el país en octubre.
Ramil se desplazó hacia la costa el domingo, causando la muerte de una familia de cinco personas en Luzón, la isla principal. La familia, compuesta por adultos y dos niños de dos y once años, falleció mientras dormía cuando una palmera gigante cayó sobre su vivienda cerca de Pitogo, a unos 153 kilómetros al sureste de Manila.
La mayor parte de los desplazados se encuentran en Bicolandia, donde ya se había anunciado la evacuación preventiva de unos 9,000 habitantes de la isla de Catanduanes, con una población de 270,000 personas.
El posible impacto de Ramil llevó a suspender operaciones en cerca de 40 puertos, de los cuales tres están en Luzón Central, doce en Calabarzon y veintiséis en Bicolandia. Más de 3,000 pasajeros han visto afectados sus horarios de viaje y casi 1,000 embarcaciones de carga, además de seis barcos y siete lanchas motorizadas, permanecen retenidas en los muelles.
Filipinas, ubicada en una de las rutas más activas para ciclones, suele registrar unas veinte tormentas y tifones cada año, que afectan principalmente sus zonas más vulnerables y densamente pobladas.
El sábado 11 de octubre, el país inició labores de reconstrucción tras los dos terremotos marinos que sacudieron el sur un día antes, dejando al menos siete muertos. El primer sismo, de magnitud 7.4, ocurrió a unos 43 kilómetros al este de la ciudad de Manay, en Davao Oriental, a 23 kilómetros de profundidad, causando pánico entre los residentes.
Entre las víctimas fatales, se incluyen dos pacientes que murieron por paros cardíacos en un hospital y varias personas sepultadas por un deslizamiento en una aldea minera de oro en Pantukan, Davao de Oro. Además, un residente perdió la vida en Davao y se reportaron cientos de heridos.
Horas después, un segundo sismo de magnitud preliminar 6.8 volvió a sacudir la región, llevando a las autoridades a emitir alertas de tsunami y temer por más daños en infraestructuras ya debilitadas por las recientes inundaciones.
El presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr., expresó que el gobierno evalúa los daños causados por los terremotos y desplegó equipos de rescate y socorro en las áreas afectadas. Las fuerzas armadas y la Guardia Costera coordinaron evacuaciones en zonas costeras, manteniendo abiertas las líneas de emergencia.
Bernardo Alejandro, subadministrador de la Oficina de Defensa Civil, confirmó daños en el aeropuerto internacional de Davao y en varios edificios. Los temblores afectaron viviendas y comercios, provocando destrozos en la región, mientras los vecinos colaboraron en despejar caminos y asistir a los afectados.
Es importante recordar que también hubo 72 víctimas fatales por un terremoto de magnitud 6.9 que impactó el centro del país antes del doble sismo de esta semana.