Fiorella Cayo vuelve a ser noticia, no por algún proyecto artístico ni por polémicas, sino por una profunda revelación sobre su vida personal. La actriz y cantante peruana confesó que lleva tres años en celibato, una decisión que tomó tras su divorcio en 2022.
En una entrevista con Verónica Linares para el pódcast ‘La Linares’, Cayo habló con sinceridad sobre cómo este periodo de introspección le ha permitido reencontrarse consigo misma y entender mejor el amor y las relaciones.
A sus 49 años, la artista está en una etapa de madurez emocional. Ya no busca la atención pública ni los reflectores, sino la tranquilidad, el equilibrio y la autenticidad. Durante la entrevista, sorprendió al comentar que no ha tenido ningún tipo de contacto romántico o físico desde su separación con el empresario Miguel Labarthe.
“Ni siquiera besos, nada”, confesó, sorprendiendo tanto a la conductora como a los oyentes del programa.
Cayo explicó que su decisión de mantenerse en celibato es consciente y no responde a una etapa negativa, sino a un proceso que le ha brindado claridad mental y paz interior, además de facilitar su crecimiento personal.
Aunque reconoce que aún cree en el amor y en las relaciones de pareja, no descarta enamorarse nuevamente en el futuro si encuentra a alguien que la inspire. “Desde que me divorcié la segunda vez, nunca más estuve con alguien”, afirmó cuando Linares le preguntó sobre su elección de vida.
Durante la entrevista, la actriz también habló sobre un episodio muy comentado en sus redes sociales: un beso con un joven, que algunos pensaron que era una nueva relación. Cayo aclaró que solo fue una breve ilusión y que aquella persona fue alguien especial, con quien salió y con quien pensó en tener una relación, pero se dio cuenta de que no estaba lista para ella.
Un tema importante en la charla fue su segundo matrimonio con Miguel Labarthe, un empresario del sector inmobiliario. La pareja se casó en 2018 en una ceremonia íntima y se mostró estable en sus primeros meses. Sin embargo, con el tiempo, surgieron diferencias que llevaron a su separación, la cual fue cordial pero dolorosa. Cayo admitió que una infidelidad fue un factor que rompió su confianza y contribuyó a la decisión final.
