Françoise Gilot, la mujer que inspiró y deslumbró a Picasso durante la década en que convivieron, protagoniza la nueva exposición en la Casa Natal del artista en Málaga, en el marco de los actos del Octubre Picassiano que conmemoran su 144 aniversario.
Según informó este miércoles su comisario, Mario Virgilio Montañez, durante la preparación de la muestra se descubrió que en la colección de la Casa Natal había 111 retratos de Françoise, de los cuales 37 han sido seleccionados para esta exhibición.
La pareja estuvo junta entre 1943 y 1953, período en el que Picasso realizó las tres cuartas partes de sus litografías, y en el que Françoisese se convirtió en una fuente constante de inspiración y deslumbramiento para el artista.
Se conocieron en un restaurante francés durante la ocupación nazi; ella, una joven artista de 21 años, y él, ya con 61 años. De esa relación nacieron Claudette y Paloma.
El comisario explicó que la temática de muchas obras es el rostro de Françoise, pero que en ellas se presenta una variedad de miradas y técnicas, mostrando su papel como musa vanguardista.
Un ejemplo de su carácter refleja un grupo de grabados creados en 1948, tras la asistencia de Picasso al Congreso Mundial de Intelectuales por la Paz en Breslavia (Polonia), acompañado por su chófer Marcel. Tras volver a Francia, Picasso le regaló una blusa que ella le reprochó con una bofetada, molesta por descubrir que Marcel firmaba sus telegramas en lugar de Picasso.
Como disculpa, Picasso realizó una serie de grabados donde la muestra portando aquella blusa, seis de los cuales se exhiben en la muestra.
Años después, Françoise relató esos tiempos en su libro 'Vida con Picasso', una obra que Picasso intentó evitar publicar y que ofrece una visión íntima de su proceso creativo y personal.
Montañez señaló que esa etapa marca para Picasso un momento de alegría, renovado y más luminoso, posterior a su traslado a Vallauris, donde descubrió la cerámica y se sintió rejuvenecido, con una actitud más audaz. Es un período en el que también experimenta un cambio en su percepción de su relación con Françoise, especialmente tras la maternidad y el envejecimiento del artista.
Mientras la relación comenzó con cierta atracción por la diferencia de edad, con el tiempo, Françoise percibió a Picasso como un hombre que había perdido parte de su frenesí juvenil y que la miraba de forma diferente, en un contexto que queda reflejado en la exposición.