Impacto psicológico y temor en la zona oriente del Estado de México tras explosión en La Concordia

Por: Equipo de Redacción | 23/09/2025 06:30

Impacto psicológico y temor en la zona oriente del Estado de México tras explosión en La Concordia

La explosión y volcadura de una pipa que transportaba gas LP en los límites de Iztapalapa con La Paz, Estado de México, dejó una profunda huella emocional en la comunidad. El incidente, ocurrido hace más de diez días, generó miedo colectivo y angustia entre quienes presenciaron la tragedia o cruzan diariamente por la zona para ir a sus trabajos y escuelas.

Según datos de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, el siniestro ha cobrado la vida de 29 personas, ha dejado a 16 en hospitalización y 39 más han sido dados de alta. Rosaura, una comerciante de La Paz, compartió su experiencia: “Los primeros cinco días no pude dormir, recordaba todas las imágenes que vi en redes sociales. La gente gritando, corriendo y pidiendo ayuda; el sonido de las ambulancias seguía en mi mente y no lo podía sacar”.

El miedo no solo afectó a quienes vieron el accidente en vivo. Quienes pasaron por el distribuidor vial La Concordia antes o después del incidente expresan tristeza y ansiedad al volver a ese lugar. Roberto, un joven de Ixtapaluca, cercano a la zona, afirmó que desde la explosión siente un profundo impacto emocional.

De acuerdo con la Asociación Psicológica Americana, las consecuencias normales tras una explosión incluyen síntomas como Trastorno de Estrés Postraumático, ansiedad, depresión, flashbacks, alteraciones del sueño y aislamiento social. Braulio Mora, psicólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México, señaló que uno de los efectos más evidentes es el estrés colectivo, acentuado por la exposición mediática, que hace que las imágenes de la tragedia se vuelvan un recordatorio constante incluso para quienes no presenciaron el hecho directamente.

Dalia, vecina de Valle de Chalco, narra que, al ver el fuego desde la autopista México-Puebla en su transporte público, no ha podido regresar a la Ciudad de México. Ella y su sobrino, quienes estuvieron cerca del sitio, han iniciado terapia psicológica para sobrellevar el miedo y la angustia. “Ya no era vida para mí, sigue sin serlo porque es algo muy reciente, pero hablar con alguien me reconforta un poco”, dijo.

Desde el día siguiente al siniestro, diversas organizaciones civiles han ofrecido atención psicológica gratuita a familiares y víctimas en hospitales. Esto ha incluido la participación de estudiantes de la Especialidad en Intervención Psicosocial en Emergencias de la Universidad Iberoamericana, en colaboración con la Cruz Roja Mexicana y la organización humanitaria CADENA.

El psicólogo Braulio Mora enfatizó la vital importancia de validar las emociones y fortalecer la comunidad, pues tener una red de apoyo es clave para transformar la experiencia en soluciones colectivas y eventualmente dar un giro positivo a la tragedia.