Valle de Bravo, Estado de México, 16 de mayo de 2025.- El lago de Valle de Bravo, uno de los recursos naturales más representativos del Estado de México, enfrenta una crisis ambiental sin precedentes. Sus niveles de agua han alcanzado mínimos históricos y la contaminación orgánica aumenta sin control, poniendo en riesgo su biodiversidad, su capacidad de abastecimiento y su atractivo turístico.
El problema no es nuevo, pero se ha agravado en los últimos años. Desde hace tiempo, el río Tisates descarga residuos directamente en el lago, principalmente drenajes clandestinos de viviendas cercanas. Además, la presencia de pesticidas ha alterado el equilibrio del ecosistema. La situación se volvió crítica en 2024, cuando el lago registró su nivel más bajo en 25 años, tras una sequía prolongada que afectó la región desde 2020.
Este deterioro representa una amenaza ambiental, social y económica. El lago suministra agua al Valle de México y es un importante destino turístico. Su deterioro impacta a comunidades que dependen del turismo y del acceso a agua limpia.
Afortunadamente, los contaminantes detectados son principalmente de origen orgánico, lo que permite aplicar métodos naturales de restauración. En respuesta, organizaciones civiles y expertos ambientales implementarán un plan de recuperación. Entre las estrategias se contempla el uso de fitocolmenas, una tecnología sustentable basada en plantas de lirio acuático que ayuda a filtrar contaminantes. Esta intervención se enfocará en las zonas de desembocadura del río Tisates y del arroyo La Maná, principales focos de contaminación.
La primera fase del programa abarcará 5 mil metros cuadrados y se espera que esté en operación antes de finalizar 2025. El objetivo es reducir significativamente la carga contaminante y frenar el deterioro del cuerpo de agua.
La recuperación del lago de Valle de Bravo es más que una cuestión ecológica; es una necesidad urgente. Sin agua limpia, el turismo disminuye, las economías locales se ven afectadas y el suministro para el Valle de México corre peligro. El lago no solo es un símbolo natural, sino una fuente vital para miles de personas.
Es imperativo actuar de inmediato. La implementación de las fitocolmenas podría marcar un punto de inflexión en la recuperación del lago, siempre y cuando vaya acompañada de una regulación más estricta contra las descargas ilegales y la protección de los cauces naturales.
Aunque la contaminación ha puesto al lago en estado crítico, aún existe la posibilidad de revertir el daño. Con ciencia, voluntad política y participación ciudadana, el lago puede recuperar su salud y seguir siendo un motor ecológico, económico y cultural para la región.