La propuesta del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de adquirir o tener participación en empresas de sectores estratégicos, como hizo con la tecnológica Intel, causa inquietud entre especialistas y líderes empresariales. En particular, la reciente participación cercana al 10 por ciento del gobierno en Intel, convertida en una acción de capital, ha sido vista como un cambio significativo en la política económica estadounidense.
El pasado viernes, la Casa Blanca anunció esta inversión, que transforma los subsidios del gobierno en acciones, y este lunes, Trump expresó su intención de aplicar medidas similares en otros sectores, afirmando: “Espero tener muchos más casos como este”. Esta estrategia modifica una visión clásica de la economía, donde el gobierno solo intervenía en emergencias como la crisis financiera de 2008 o rescates específicos.
Intel, hoy valuada en 105 mil millones de dólares y con un colchón de efectivo de nueve mil millones, atraviesa dificultades, pero aún mantiene una posición sólida. Sin embargo, críticos advierten que estos movimientos, junto con la presión sobre la Reserva Federal para reducir tasas de interés, el uso de poderes de emergencia para imponer aranceles y las fusiones, podrían afectar la agilidad del sector empresarial en Estados Unidos.
El profesor de la Escuela de Negocios de Columbia, Shivaram Rajgopal, consideró que la inversión en Intel puede ser beneficiosa para la industria de chips, comparando la situación con políticas favorables que permitieron a Amazon convertirse en un gigante, y cuestionó por qué no sería válido que el gobierno adquiriera una participación en Intel.
No obstante, la participación gubernamental en Intel podría tener efectos adversos, como afectar sus ventas internacionales, limitar futuras subvenciones o incrementar regulaciones en otros países. El CEO de Intel, Lip-Bu Tan, expresó que “no necesito la subvención”, pero espera que el gobierno de Estados Unidos sea su accionista.
Reacciones políticas varían; algunos republicanos, como el senador Rand Paul, criticaron la medida. Analistas también cuestionan cómo impactará esta participación en sus clientes, que podrían ser influenciados en sus decisiones de compra.
Este tipo de intervenciones no son exclusivas de Intel. La Casa Blanca también participó en operaciones con US Steel y MP Materials, además de negociar participaciones en Nvidia y AMD, en un contexto de mayor intervención del Estado en empresas estratégicas.
El presidente Trump ha demostrado interés en distintas áreas empresariales, desde campañas publicitarias hasta la reestructuración de la fabricación de productos tecnológicos, como el traslado de producción de Apple de China a India y la posible expansión de la fabricación en Estados Unidos.
Expertos advierten que estas acciones, aunque buscan fortalecer la economía nacional, pueden comprometer la flexibilidad del sector empresarial ante un entorno global cada vez más complejo y confrontacional.