Metepec, Estado de México.- Arturo Carrillo López, de 22 años, desapareció después de partir hacia Guadalajara tras aceptar una oferta laboral que resultó ser una trampa. La promesa de un empleo como operador de camión con un pago semanal de 5 mil pesos lo llevó a abordar un autobús el 11 de junio, pero desde entonces no ha sido localizado.
Su familia, en especial su madre Esther, solo cuenta con una conversación incompleta en WhatsApp, una ubicación enviada en el trayecto y la fotografía del boleto que confirma su salida. Arturo salió de su casa en San Jerónimo Chicahualco alrededor de las 14:09 horas y avisó que viajaría a Jalisco, citándolo en la terminal a las 16:30 y partiendo a las 20:00 horas. Minutos antes, compartió la imagen del boleto con destino a Guadalajara.
Durante el trayecto, compartió una ubicación que resultó ser un local cerrado. La mañana siguiente, respondió a su madre con un ‘ya llegué’, pero no volvió a responder llamadas ni mensajes. Su teléfono está fuera de línea y no hay contacto con él.
Su madre relata que Arturo siempre avisaba su ubicación incluso cuando trabajaba en temporadas de campo, por lo que su desaparición genera gran preocupación. Había trabajado como herrero, taxista, panadero y en mostrador, pero aceptó rápidamente la oferta que prometía 5 mil pesos semanales, ante la urgencia económica.
Después de acudir a la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, solo le emitieron un boletín de búsqueda, argumentando que la última ubicación está en otro estado. Posteriormente, enviaron una denuncia a la Fiscalía de Jalisco, sin obtener respuesta.
Pese a presentar pruebas del viaje y la oferta laboral, ninguna autoridad ha iniciado una investigación formal ni emitido alerta interinstitucional. Esther insiste: “Sólo quiero que lo busquen, no quiero que pase más tiempo”.
El caso de Arturo refleja un patrón de reclutamiento forzado documentado por colectivos y autoridades, donde jóvenes son atraídos con promesas de empleo, transportados a otros estados y desaparecidos. En Jalisco, se han encontrado centros clandestinos ligados al crimen organizado donde las víctimas son forzadas a trabajos ilícitos o asesinadas.
No existe un protocolo específico para este tipo de desapariciones y las fiscalías estatales suelen rechazar denuncias si los hechos ocurrieron fuera de su jurisdicción, dejando a las familias sin una ruta clara. Arturo mide 1.68 metros, es de complexión delgada, tez morena clara y tiene un tatuaje de cruz en el antebrazo derecho. El día de su desaparición vestía playera blanca, pants negros y tenis blancos.
La Comisión de Búsqueda del Estado de México emitió su ficha oficial, visible en redes sociales y terminales. Cualquier persona con información puede comunicarse de manera anónima a los números 800 509 09 27 y 800 216 03 61. Esther hace un llamado urgente: “Cada día que pasa es vital. Sólo quiero que lo encuentren. No es el único desaparecido, pero es mi hijo”.