Desde su creación en 2017, la Liga MX Femenil marcó un hito en el fútbol mexicano, abriendo un espacio para las futbolistas mujeres en un entorno marcado inicialmente por precariedad económica y profundas desigualdades con respecto al fútbol masculino. Miroslava Chávez, exmediocampista del Deportivo Toluca, recuerda que en los primeros años, sus ganancias eran muy limitadas, motivadas únicamente por su pasión, ya que sus salarios apenas cubrían los gastos básicos.
«Nos pagaban muy poco porque era una liga nueva. En mi caso, mi mamá me apoyaba mucho, porque además estudiaba y jugaba al mismo tiempo», compartió Chávez, quien encontró en el deporte una oportunidad de cumplir un sueño que no imaginaba posible.
El camino no fue sencillo. Como muchas de sus compañeras de aquella primera generación, Miroslava tuvo que combinar la escuela con la alta exigencia del rendimiento deportivo, lo que la llevó, a los 24 años, a tomar la difícil decisión de retirarse. «Estaba en un nivel de alto rendimiento deportivo y académico al mismo tiempo. Me sobrepasó. Colapsé y decidí dar un paso al costado. No está mal decir ‘ya no quiero’, porque tu salud mental es prioridad», reflexionó.
Este testimonio refleja la realidad que enfrentaron muchas futbolistas en los inicios del circuito: contratos precarios, jornadas intensas y sueldos insuficientes, que apenas alcanzaban los mil 500 pesos mensuales—cantidad que apenas permitía sustentar su pasión por el deporte.
A pesar de estos obstáculos económicos, Chávez destacó que Toluca Femenil ofreció un entorno profesional: «Siempre tuvimos nutriólogo, preparador físico, gimnasio, se notaba que había un proyecto serio». Sin embargo, la baja remuneración obligaba a muchas, como ella, a combinar la cancha con estudios o trabajos adicionales, contrastando con clubes de mayor poderío como Tigres, Rayadas, Chivas o América, que desde el inicio pudieron ofrecer salarios más competitivos.
Actualmente, ocho años después, la situación ha mejorado, aunque las desigualdades persisten. El salario base en la Liga MX Femenil ronda los 4,500 pesos mensuales, y las jugadoras mejor pagadas apenas alcanzan los 100 mil pesos al mes, aún lejos de los millonarios sueldos del fútbol masculino.
Para Chávez, originaria de Toluca, hubiera sido un sueño beneficiarse de estas mejoras económicas. No obstante, lo que valora profundamente es haber sido parte de aquella generación pionera que abrió caminos. Hoy, a sus 29 años y vinculada al periodismo deportivo, confía en que el futuro de la Liga Femenil es prometedor.
«Yo dije en 2017 que en cinco o diez años las mujeres podrían vivir del fútbol, y ya lo estamos viendo. Falta mucho para que sea realidad para todas, pero vamos por buen camino», afirmó.
Aunque su etapa como jugadora profesional quedó atrás, el legado de las pioneras sigue vigente: «Fuimos parte de una generación pionera. Nos tocó abrir camino. Y eso, para mí, es el mayor orgullo».