La inesperada segunda oportunidad de Luna, la perrita que creyó que era su hora y volvió a vivir

Por: Equipo de Redacción | 23/10/2025 00:30

La inesperada segunda oportunidad de Luna, la perrita que creyó que era su hora y volvió a vivir

En un emotivo giro del destino, Luna, una pequeña perrita mestiza de caniche toy de diez años, casi fue sacrificada pero mostró una sorprendente recuperación que conmovió a quienes le rodean. Adoptada por la organización Best Friends Animal Society, Luna compartió siete años con su dueña, la Dra. Melo-Jean Yap y Taina Brown, quienes también rescataron a su otro perro, Foxy. Debido a problemas de salud propios de la vejez, Luna estuvo al borde de la eutanasia, pero su historia dio un vuelco inesperado.

Todo empezó cuando Yap llevó a Luna a la clínica veterinaria en ausencia de su pareja. La perra, que presentaba fiebre y poca movilidad, fue atendida con urgencia. A pesar de los cuidados con fluidos intravenosos y mantas calientes, Luna no respondía favorablemente y parecía estar en sus últimos días. La pareja, con lágrimas en los ojos, firmó los documentos para la eutanasia, acompañada de una última despedida en una sala privada.

Pero justo en ese momento crítico, sucedió lo inesperado. Luna, que llevaba días sin moverse, empezó a husmear y a desplazarse como siempre hacía a la hora de cenar, buscando comida. La reacción sorprendió a todos: la perra inhaló la comida rápidamente y, al revisarla nuevamente, sus constantes vitales mostraron una notable mejoría. La pequeña había despertado motivada por su instinto de comer.

Decidieron cancelar el procedimiento, devolver la urna y llevar a Luna a casa. Lo que siguió fue una transformación increíble. Luna empezó a saltar, correr y mostrar signos de vitalidad que no había tenido en años. La ayuda de sus cuidadoras, con gastos en alimentos de alta calidad, medicamentos y cuidados especiales, había dado frutos.

Aunque algunos veterinarios sugirieron que su comportamiento podía ser un último impulso, los meses siguientes demostraron que Luna no estaba lista para despedirse. La perrita falleció en 2025, meses después de su milagrosa recuperación, pero dejó una huella profunda en su familia y en las redes sociales, donde Yap compartió su historia para celebrar ese 'pequeño milagro'. La viralización inspiró a muchas personas a considerar la adopción de mascotas mayores, reforzando el amor y compromiso que implica ofrecer una segunda oportunidad.

Para las propietarias, cuidar y amar a Luna fue un compromiso de por vida. Brown expresó: “Cuando traes una mascota a tu hogar, te comprometes a crear un lugar feliz para ellos y para ti. Amar a una mascota implica adaptarse y aceptar que también es una relación que requiere dedicación”. La historia de Luna se convirtió así en un símbolo de amor incondicional, perseverancia y la importancia de no rendirse ante las dificultades.