La Leyenda de los Tres Niños Guardianes de la Presa de San Marcos en Loreto, Zacatecas

Por: Equipo de Redacción | 08/07/2025 11:30

La Leyenda de los Tres Niños Guardianes de la Presa de San Marcos en Loreto, Zacatecas

En las áridas tierras de Loreto, Zacatecas, donde el sol ocra los cerros y el viento susurra antiguos secretos, se encuentra la Presa de San Marcos, una estructura que ha resistido el paso del tiempo y las tormentas durante más de un siglo. Más allá de su imponente cortina de piedra y concreto, la presa guarda una historia que hiela la sangre de quienes la escuchan.

Fue en 1889 cuando ingenieros llegaron con planes para domar las aguas caprichosas que amenazaban los cultivos, simbolizando el progreso y la modernidad en estas tierras olvidadas de Zacatecas. Sin embargo, los antiguos y sabios del pueblo conocían que el agua tiene memoria y que la tierra no olvida. Sabían que para que una obra de tal magnitud resistiera, necesitaba algo más que argamasa y cimientos.

En noches de luna nueva, los trabajadores veteranos, en secreto, recordaban antiguas tradiciones y sacrificios. Decían que el agua solo respetaría la obra si esta era bendecida con la sangre de los inocentes. Así, en una madrugada de octubre, tres niños de apenas tres años desaparecieron del pueblo, guiados por promesas dulces. Algunos eran huérfanos, otros hijos de familias pobres que vendían su hambre por monedas.

Los pequeños, confiados, fueron llevados con engaños, sus risas infantiles apagadas en el silencio de la noche, mientras sus vidas se sepultaban entre las rocas y el concreto en la zona donde hoy se yergue la cortina principal de la presa. Desde entonces, sus almas parecen velar por la estructura, manifestándose en las noches con siluetas diminutas y llantos inconsolables que se mezclan con el rumor del agua.

Quienes se arriesgan a acercarse cerca del muro en noches de tormenta aseguran escuchar el llanto de los niños, como si aún vigilasen el lugar que les costó la vida, alertando en silencio sobre cualquier peligro. Don Esteban, el anciano del pueblo, recuerda las palabras de su abuelo: “Hay obras que no solo se levantan con cal y arena. Esta presa se construyó con lágrimas, y esas lágrimas nunca se secan del todo.”

Aunque no existe evidencia documental que confirme estos hechos, la historia transmitida de generación en generación revela un conflicto entre la realidad oficial y las leyendas que habitan Loreto. La autoridad construyó la presa con técnicas innovadoras y sin registros de sacrificios, pero en los corazones de sus habitantes, la historia de los niños sacrificados sigue vivo.

La leyenda se comparte en múltiples espacios, desde escuelas hasta cantinas, constituyendo parte del folclor local. La gente dice que los niños aparecen en días de tormenta, recortando sombras contra el muro, como centinelas etéreos que advierten cualquier amenaza al embalse, cumplidores de un pacto de protección con su sacrificio.

Don Esteban recuerda las palabras de su abuelo: “Esta presa no solo se construyó con piedra; se levantó con lágrimas y dolores que nunca se olvidan.” La estructura, en apariencia inmutable, simboliza también un monumento a la inocencia perdida, un recordatorio de que algunas obras tienen un precio invisible.

Así, cuando las lluvias azotan Zacatecas y el nivel del agua aumenta, los habitantes de Loreto observan con mezcla de temor y gratitud, sabiendo que en sus profundidades descansan los pequeños guardianes. La Presa de San Marcos sigue en pie, un símbolo de resistencia y leyenda, que mantiene vivo el recuerdo de unas vidas siempre vigilantes, en una historia donde el sacrificio y la inocencia permanecen entre piedra, agua y el tiempo.