La intensa lluvia registrada esta tarde en Toluca afectó directamente a los artesanos que venden mulitas en los alrededores de las iglesias durante el Jueves de Corpus. Con las manos llenas de figuras y los bolsillos vacíos, muchos tuvieron que recoger sus puestos antes de lo previsto.
Mientras el agua corría por las calles, algunos artesanos intentaron proteger sus manufacturas con plásticos, otros se cubrían con impermeables y sombrillas, y algunos más optaron por refugiarse en los templos, llevando sus cajas con artesanías para evitar que se dañaran.
Las mulitas, que solo se comercializan en esta fecha, enfrentarán ahora un olvido momentáneo, pues las piezas no vendidas quedarán sin vender hasta el próximo año.
‘Ahora nos tocará esperar otro año, pero pues vamos a tener que hacer otras, estas ya no las vamos a poder vender’, lamentó Petra, quien reponía su puesto mientras la lluvia aumentaba.
La elaboración de estas figuras es una labor diaria. La base se crea con hojas de tamal, y los detalles se añaden unos días antes de la celebración. Algunas mulitas miden solo dos centímetros, mientras otras superan los quince.
Petra, de 70 años, ha elaborado mulitas desde que tenía memoria. Con rapidez, en menos de una hora da forma a cada figura, adornándolas con mini chiquihuites, tazones de barro y pasta de colores comestibles.
Hoy, sus nietos continúan la tradición. Uno de ellos, de 11 años, ya participa con entusiasmo en el oficio.
‘Tengo 11 años y ya hago las mulitas’, expresó con alegría, mostrando su pasión por un trabajo que se transmite de generación en generación.
Las mulitas del Jueves de Corpus honran a estos animales, que son fundamentales en las celebraciones religiosas por su papel en transportar ofrendas durante peregrinaciones y misas.
La fecha, según la tradición católica, conmemora la presencia de Cristo en la Eucaristía y se celebra con devoción y fe, aunque en esta ocasión, la lluvia impidió que las ventas alcanzaran su auge.