
La presa Antonio Alzate, ubicada en los alrededores de Toluca, Toluca, Almoloya de Juárez y Temoaya, ha experimentado una notable recuperación tras estar completamente seca en abril pasado. Actualmente, su nivel casi alcanza el límite, resultado de las constantes lluvias de esta temporada y de las aguas residuales del río Lerma que desemboca en ella. Según datos de la Comisión Nacional de Agua (Conagua), en las últimas semanas la presa mantiene un nivel de llenado superior al 105%, en contraste con el 112.2% reportado en septiembre de 2022.
Durante una visita de reportería, se pudo constatar que la presa ya no presenta riesgo de desbordamiento, ya que el porcentaje actual no ha generado derrames, y los residentes de Toluca aseguran que no han sufrido inundaciones, debido a que sus viviendas se ubican en zonas altas. Arturo, vecino del poblado de Talachaloya, comentó: “Nosotros acá en Talachaloya no nos hemos inundado, las casas están en lo alto y algunas incluso han subido su nivel”.
En abril, El Sol de Toluca visitó la presa cuando aún se encontraba en total estado de desolación, sin agua, y el fondo visible era agrietado por la sequía. En la actualidad, la tierra inferior está completamente cubierta de agua, dificultando su observación.
Los vecinos estiman que la altura de la presa ronda los seis metros, aunque en algunos puntos podría haber una profundidad cercana a los siete metros. Arturo explicó: “Creo que la altura son unos seis metros, aunque hay sitios donde el agua está un poquito más profunda”.
De acuerdo con datos de Conagua, en mayo de 2024, la presa apenas alcanzaba el 13% de su capacidad. Sin embargo, tras las lluvias, en agosto llegó al 50%. Para enero de 2025, había bajado nuevamente al 30%, y en septiembre se reportó con más del 100% de llenado, logrando su recuperación.
La presa es alimentada por el río Lerma, que se encuentra en el límite de su capacidad y recibe aguas residuales que desembocan en ella, lo que genera focos de infección, malos olores y la propagación de bacterias. Este mismo río también presenta niveles críticos, lo que mantiene en alerta a los municipios cercanos ante posibles desbordamientos.
Los habitantes señalan que, originalmente, la presa fue construida para aprovechar las aguas del río Lerma con fines de riego. Sin embargo, durante la temporada de estiaje, el llenado del río es mínimo, lo que limita su utilidad y aumenta el riesgo de sobrecarga. Raúl, un poblador, comentó: “Si durante todo el año estuvieran llenando el embalse, no habría preocupaciones por las inundaciones y los campesinos tendrían agua para sus cultivos; pero no sabemos por qué no se hace así”.
Además, los vecinos advirtieron que las aguas residuales no reciben tratamiento previo, por lo que no pueden usarse para riego. En los últimos años, de agosto a octubre, la presa se sobrecarga debido a la falta de regulación y de medidas preventivas ante la temporada de lluvias.